En el mundo hay más de 52 millones de personas empleadas en el hogar, pero podrían ser 100 millones, ya que casi la mitad trabaja en la economía sumergida, según cálculos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) recogidos por UGT.

Las cifras aportadas por la OIT reflejan también que los salarios de estos trabajadores no llegan en algunos casos al 20% del promedio del país, algo que para UGT implica "situaciones de semiesclavitud".

En estas circunstancias, la 100ª Conferencia de la OIT ha aprobado un convenio, complementado con una recomendación, destinado a mejorar las condiciones de vida de decenas de millones de trabajadoras y trabajadores domésticos en el mundo y que garantice el trabajo decente a estos trabajadores.

Las nuevas normas establecen para estos trabajadores los mismos derechos básicos que para otros, incluyendo horas de trabajo razonables, descanso semanal de al menos 24 horas consecutivas, un límite a los pagos en especie, información clara sobre los términos y las condiciones de empleo, así como el respeto a los principios y derechos fundamentales en el trabajo, incluyendo los de libertad sindical y negociación colectiva.

El texto incide en que el trabajo doméstico continúa siendo "infravalorado e invisible" y lo realizan principalmente las mujeres y las niñas, muchas de las cuales son migrantes o forman parte de comunidades desfavorecidas, "y son particularmente vulnerables a la discriminación con respecto a las condiciones de empleo y de trabajo, así como a otros abusos de los derechos humanos".

El director general de la OIT, Juan Somavia, afirmó que con este convenio "se ha hecho historia", ya que por primera vez se lleva el sistema de normas de la organización a la economía informal.

"Es muy importante que hayamos colocado a los trabajadores domésticos al amparo de nuestros valores, para ellos y para todos los que aspiren a un trabajo decente. Esto también tendrá repercusiones relacionadas con las migraciones y la igualdad de género", añadió.

Por otro lado, según UGT, "la importancia de este convenio reside en que es la primera norma internacional elaborada específicamente para proteger a las personas que prestan servicios domésticos".

"Es preciso poner en valor que esto implica reconocer el empleo doméstico como lo que es, verdadero trabajo, y a quienes lo desempeñan, como trabajadores y trabajadoras", concluye.

Los delegados aprobaron el Convenio sobre el Trabajo Decente para las Trabajadoras y Trabajadores Domésticos (2011) por 396 votos a favor, 16 votos en contra y 63 abstenciones, y la Recomendación que lo acompaña por 434 votos a favor, 8 votos en contra y 42 abstenciones.

El Convenio es un tratado internacional vinculante para los Estados miembros que lo ratifiquen, mientras que la Recomendación ofrece una guía más detallada sobre la forma en que el Convenio puede ser llevado a la práctica. De acuerdo con los procedimientos de la OIT, el nuevo convenio estará vigente después que dos países lo hayan ratificado.