El secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, defendió hoy que "sería un gran éxito de la economía española" vincular cada vez más salarios y productividad, y recordó que el nuevo sistema de negociación colectiva "abre una brecha para avanzar en esa línea".

"La vinculación de los salarios y la productividad es uno de los elementos básicos del funcionamiento de la economía, tanto a nivel macroeconómico como de puestos de trabajo", observó Campa en su comparecencia ante la comisión correspondiente del Congreso.

Por este motivo, dijo que "el gran avance que da la reforma de la negociación colectiva" aprobada el pasado viernes es que otorga mayor preponderancia a los convenios empresariales en aspectos como el diseño de políticas salariales, de jornadas, o la movilidad funcional.

Junto a la flexibilidad interna, esta vinculación "es la gran arma con la que cuentan nuestras empresas para su crecimiento", dijo Campa, por lo que confió en que cada vez sea más común en los próximos dos años.

Por su parte, el presidente de la CEOE, Juan Rosell, dijo hoy en Santander hoy que "hay que olvidarse" para siempre de los salarios fijos "indexados" con el IPC y hablar de conceptos variables, entre los que citó el absentismo laboral, que el empresario podría repercutir en los sueldos. Rosell dijo que "hay muchas maneras para poder incentivar la productividad".

Así, entre los conceptos variables a la hora de fijar la productividad y fijar los salarios, citó los beneficios de las empresas, el grado de flexibilidad interna, la inversión y el índice de absentismo laboral. En su opinión, la productividad es un "concepto subsectorial" ya que es muy distinta en una fábrica de automóviles, a una de camiones o de motocicletas.

Situó el absentismo en España en torno al 1 % del PIB y afirmó que los empresarios no quieren gente que defraude no pagando impuestos o a la Seguridad Social, ni que ponga pegas para ir a trabajar y obtenga las bajas sin suficiente "lógica".

En cuanto al precio del despido, insistió en un contrato indefinido como el que se aplica en Europa, con 20 días por año trabajado durante un año como máximo.

Insistió en la necesidad de nuevas reglas en el mercado laboral para el futuro porque, señaló, a pesar de que se han ganado muchos derechos "ahora toca una época de responsabilidad" en la que nadie debe esperar que le den "nada" desde el exterior.

Añadió que en un contexto internacional competitivo la legislación laboral es "hija del franquismo y nieta de la República" y se ha quedado antigua.