Más de 400 estaciones de servicio portuguesas próximas a la frontera con España cerraron desde 2007, según datos de la Associação Nacional de Revendedores de Combustíveis (Anarec) del país vecino. La razón principal: una drástica bajada de las ventas debido a los mejores precios ofertados por las estaciones españolas. Así, según el último Boletín Petrolero de la Unión Europea, el litro de gasolina de 95 octanos cuesta 1,486 euros en Portugal, frente a los 1,270 euros que vale en España.

La situación, según la patronal lusa de estaciones de servicio, se ha vuelto insostenible para estas empresas, y en los últimos tres años se han perdido alrededor de 1.400 puestos de trabajo. La preocupación se centra ahora sobre las gasolineras instaladas en una segunda franja respecto a la frontera española, que alcanza ya los 70 kilómetros, y en la que estarían en peligro otros 350 puestos de trabajo. Según el sector, el descenso de las ventas por falta de clientela en lo que va de año es del 15%.

A la diferencia de tarifas con las estaciones españolas por los mayores impuestos a los hidrocarburos en Portugal, Anarec apunta a la competencia con las gasolineras de los hipermercados –que ya tienen una cuota de mercado del 16%– y las estaciones low-cost (que venden combustibles sin aditivos o poco aditivados) como causantes de la quiebra del negocio tradicional.

Para tratar de poner freno a esta situación, Anarec ha mantenido una serie de encuentros con las principales petroleras que operan en el país vecino (Galp Energía y BP), a las que han transmitido su problemática. Vergílio Constantino, presidente de Anarec, asegura que una de las áreas más afectadas es la que discurre entre Viana do Castelo, Caminha y Valença, en la frontera con Galicia, donde los conductores lusos viene a repostar a las gasolineras gallegas. Anarec también solicitó al Gobierno luso un régimen fiscal transitorio para este sector.

Diesel el máximos

En España, el precio de los carburantes de automoción sube con fuerza esta semana, con un barril de crudo que, desde finales de enero y de la mano de la crisis de Egipto, se mueve en niveles cercanos a los 100 dólares por barril. El precio del gasóleo, de hecho, alcanza su máximo anual de 1,234 euros por litro. Por su parte, la gasolina de 95 octanos también retoma la senda alcista (1,270 euros) que lo llevó, a finales de enero, a batir su récord de 1,285 euros por litro. Así, llenar el deposito de diesel cuesta 1,65 euros más que la semana anterior, mientras que si se llena de gasolina hay que pagar 65 céntimos más.