Andreu Mas-Colell, nuevo consejero de Economía y Conocimiento de la Generalidad de Cataluña, es quizás el economista español más destacado y, según algunas valoraciones, el único que actualmente tiene posibilidades de lograr el premio Nobel.

Nació en Barcelona, en el año 1944. Sus padres, comerciantes de ferretería, tenían una tienda en el Paralelo, una zona de verdadero carácter, dentro del variado mapa de la capital catalana. Así que se crió viendo y viviendo una actividad que, de alguna manera, prefiguró lo que llegó a ser: uno de los más destacados especialistas mundiales en microeconomía. De hecho, el manual "Microeconomic theory" (1995), del que es autor junto a Michael Whinston y Jerry Green, es canónico a nivel planetario.

Mas-Colell estudió Ciencias Económicas en la Universidad de Barcelona y en la Universidad de Valladolid. Y casi inmediatamente continuó los estudios de posgrado en la Universidad de Minnesota, EE UU, donde se doctoró en 1972. Allí recibió a oleadas de jóvenes economistas españoles que se formaron en su escuela. Trabajó como profesor en la Universidad californiana de Berkeley y después en la Universidad de Harvard, que abandonó en 1995, cuando se trasladó a la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona, donde imparte clases en la actualidad.

Los trabajos científicos del catedrático catalán giran en torno al equilibrio general neo-walrasiano. Leon Walras, economista francés de la Escuela de Lausana, está considerado como el fundador de la economía matemática. Fue el primero en analizar y describir, en la segunda mitad del siglo XIX, el equilibrio general de la competencia perfecta.

En los años setenta, Mas-Colell probó la existencia de un equilibrio competitivo y utilizó el cálculo diferencial a fin de explorar las condiciones necesarias para la existencia de equilibrio en una gran variedad de contextos, incluidos los escenarios estudiados por Nash, el famoso economista popularizado por la película "Una mente maravillosa". En 1986 demostró la existencia de un equilibrio walrasiano en una economía genérica de infinitas dimensiones.

En el año 1993 el economista barcelonés fue presidente de la Econometric Society mientras era editor de la revista científica "Econometrica", la más influyente dentro de la economía, junto a "American Economic Review". En 1988 obtuvo el premio "Rey Juan Carlos I" de economía.

El catedrático Antonio Cabrales, de la Universidad Carlos III, decía en 2006 de Mas-Colell que "sus resultados permiten averiguar los efectos en la economía del calentamiento global o identificar las consecuencias de un tipo impositivo único. Sin duda, su aportación a que la economía sea la ciencia social con mayor grado de formalización y, por tanto, la más contrastable ha sido crucial. Utilizando un símil del mundo del tenis, Mas-Colell está en lo más alto de las listas de la ATP a lo largo de toda su historia".

Desde 1997 es miembro de la Academia Europea de Ciencias y Artes y ha ganado también el Premio Nacional de Investigación "Pascual Madoz" en Derecho y Ciencias Económicas y Sociales en 2006.

Fue consejero de Universidades, Investigación y Sociedad de la Información con el presidente Jordi Pujol entre 2000 y 2003. Cuando asumió esa cartera de Universidades, Mas-Colell pronosticó que en 2010 el ordenador portátil formaría parte del material de los escolares e indicó que los padres deberían financiarlo.

El profesor catalán ha escrito más de cien trabajos de investigación en los que aborda la teoría del equilibrio general, ya indicada, la estructura de los mercados financieros, políticas de precios para empresas públicas o teoría de juegos de estrategia. Ha sido el economista español más citado por sus colegas internacionales entre los años 1999 y 2000.

Mas-Colell fundó con Enric Argullol la Universitat Pompeu Fabra e impulsó la Facultad de Economía hasta darle un gran prestigio internacional. También impulsó la Barcelona Graduate School of Economics, un campus global de alumnos y profesores que enlaza los cinco continentes. Hasta hace muy poco tiempo desempeñó su labor como secretario del Consejo Europeo de Investigación, en Bruselas.

Con facilidad de comunicación, sus opiniones suelen ser claras y no le importa reconocer errores o vaticinar horizontes oscuros sin por eso llegar al catastrofismo. Sobre Europa, el euro y la crisis, declaró no hace mucho que "el euro existe. Antes de que se creara, yo creía que no se crearía. Para bien o para mal, lo tengo por escrito. Creía que no se crearía por las mismas razones que ahora lo ponen en cuestión: que no hay un Estado detrás de esta moneda. Pero el hecho es que se creó, y a pesar de todas sus dificultades, de todos sus conflictos, sus inercias y sus egoísmos, en Europa sigue habiendo un núcleo importante dispuesto a seguir construyendo Europa. La resolución de la última crisis va en la buena dirección, con la creación de nuevas instituciones europeas y, por tanto, con el fortalecimiento del proyecto europeo. Pero ésta no es, ni mucho menos, la última crisis. Esta crisis, si uno la mira desnuda, es una crisis de sustancia menor. Grecia es un país periférico que no practicaba una política keynesiana, sino el descontrol fiscal con ocultación, con la consiguiente desconfianza de los mercados. Luego ha habido contaminación, pero el problema central era fácil y de solución fácil. Habrá temas en el futuro que son más centrales al sistema y de solución no fácil".

O también: "En este momento, la cosa es clara: en el ámbito de la economía, nuestra debilidad competitiva más grande son los salarios. Estamos, de lejos, fuera del marco competitivo europeo y si no podemos actuar a ese nivel nos convertiremos en una granja de entrenamiento, en un vivero, para los departamentos punteros de Europa, que estarán todos fuera de España. No exagero".