A la mayor parte de los implicados en la comercialización de los productos pesqueros frescos les cogidó por sorpresa y recibieron con "preocupación" y hasta oposición en la mayor parte de los casos, la posibilidad de que se establezcan otros lugares de primera venta distintos de las lonjas y que puedan entrar operadores u organismos autorizados por la Administración –central y autonómica– en el proceso, tal como recoge la propuesta de Ley de Pesca Sostenible que se encuentra en fase de tramitación parlamentaria y en fase de recepción de enmiendas.

Si ya el miércoles fueron los representantes de las cofradías –que gestionan la mayor parte de las lonjas gallegas y que encuentran en la primera venta la mayor parte de sus ingresos–, ayer otros representantes del sector pesquero mayoritariamente manifestaron su malestar por esta posibilidad.

Desde la propia Consellería do Mar se trasladaba que ya comunicó al Ministerio de Medio Marino su disconformidad con esta posibilidad. Así, fuentes del departamento que dirige Rosa Quintana precisaron que "no se deben permitir otros puntos de primera venta más allá de las lonjas, que tienen un papel social muy importante en muchas comarcas costeras, y no parece razonable incorporar otros elementos cuando se están cerrando lonjas pequeñas para concentrarse en otras más grandes".

Mientras, desde la Asociación de Comercializadores de pescado de Vigo (Acopevi), que opera en la lonja de Vigo, la más importante de España y Europa, su directora gerente, Marisol Landriz, sin conocer al detalle la propuesta legal y entendiendo la obligación de trasladar a la legislación española la comunitaria –que ya impone este modelo– señalaba su apuesta por mantener el modelo actual.

Landriz señaló que "las lonjas son el lugar más adecuado para las transacciones de los productos de la pesca, el lugar idóneo, que además es el centro de conformación de precios por excelencia, donde confluyen la mayor parte de la oferta y la demanda". Además, le surge también la idea de que "podría producirse una cierta distorsión y dependerá de cómo se conformen esos lugares de venta, en qué circusntancias".

Quienes sí se manifestaron, en principio, favorables a esta posibilidad fueron los armadores de la flota artesanal agrupados en Asoar-Armega, cuyo secretario, Luis Rodríguez, explicó que "el que una empresa que se dedique a la compra de productos pueda tener un centro en un puerto y ofrecer mejor precio que en la lonja puede ser más beneficioso. Las cofradías dirán que no porque se benefician del trabajo de todo el sector pero si ese beneficio es para los trabajadores y los armadores, bienevenido sea, como todo lo que sea abrir el mercado porque el sector no vive de las lonjas sino de su trabajo".

Finalmente, se manifestó contario el gerente de la Asociación de Armadores de Burela, Miguel Neira, que gestiona la lonja lucense. Neira indicó que "observamos con preocupación esas novedades legislativas que van a afectar a la actividad de los puertos". Según Neira, esta apertura "no parece que vaya a ayudar a mejorar el control sino todo lo contrario, por lo que nuestra postura es de oposición". Además y tras matizar que tendrán que analizar con detalle la propuesta, asegura que "la vía de las lonjas es la mejor para realizar el control y hay una concentración do producto en un punto".