Ingenieros del Centro Tecnológico AIMEN en Porriño y del astillero vigués Cardama lideran un proyecto de la UE para la reparación de grietas en buques, plataformas, grúas y puentes. El consorcio Co-Patch, integrado por quince entidades –empresas, universidades y centros de investigación– de ocho países, desarrolla una nueva tecnología a partir de la utilizada en la industria aeroespacial y que se basa en el empleo de parches de materiales compuestos –como fibra de carbono– en el arreglo de estructuras de acero marinas y civiles, que permiten reducir los costes de la reparación y aumentan la vida útil de la pieza.

Según Elena Rodríguez, técnico de investigación de la Planta de Tecnologías de Unión de AIMEN, esta tecnología tiene un "gran potencial" en la construcción naval, la aeronáutica y en las obras de ingeniería civil. Los defectos más comunes en las grandes estructuras de acero son las grietas de fatiga, cuya reparación suele implicar la renovación de parte de la unión soldada, la soldadura de las fracturas o la sustitución del panel completo. Y en el caso de que la corrosión sea severa, es necesario sustituir las partes corroídas.

No obstante, son técnicas costosas y que llevan mucho tiempo. Además, según explica Rodríguez, en algunos casos la soldadura no se puede aplicar, como en los depósitos de los buques (por riesgo de explosión), o en aquellas estructuras sometidas a una importante carga por su propio peso. Frente a estas limitaciones, los parches de materiales compuestos, que se han utilizado con éxito en la industria aeroespacial de aluminio, se presentan como una posible solución, ya que permiten contener el avance de las grietas aliviando la tensión en las zonas afectadas y limitando la exposición de una zona corroída, ampliando la vida útil de su estructura.

"AIMEN participa en todas las fases del proyecto, a nivel probeta y real en el propio buque", señala Rodríguez, que destaca la colaboración del astillero vigués Cardama en el consorcio Co-Patch, por su amplia experiencia y especialización en el área de ensayos no destructivos y en la construcción naval. "Las pruebas las haremos en el buque que nos indique el astillero, que es el que conocen los defectos más comunes en los cascos", añade.

Los impulsores de esta tecnología están convencidos de que supondrá la creación de un nuevo mercado, sobre todo en la construcción y reparación naval, actividad que hasta hace poco empleaba a 290.000 personas y 19.000 empresas en la UE, con una facturación de 34.000 millones de euros. La tecnología Co-Patch permitirá una reparación más especializada y en menor tiempo, creando oportunidades de negocio en dos sectores: las ingenierías que se encarguen del diseño de los parques para reparación o refuerzo, y en los astilleros, que necesitarán mano de obra con conocimientos en estos materiales compuestos.

Las empresas participantes en el proyecto dispondrán de un equipo de personal especializado para ofrecer este servicio a nivel mundial en breve plazo.