Que después de 54 años de existencia la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) haya elegido Santiago para su primera convención nacional no ha sido cosa del azar y Honorato López Isla (Santa Cruz de O Bolo, 1947) tiene mucho que decir. El presidente de APD Noroeste y de la operadora de telecomunicaciones R asegura que este encuentro, que reunirá a 1.500 directivos del más alto nivel mañana y pasado en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Santiago, debería servir para reflexionar sobre los porqués de la crisis económica y el camino de la reactivación. López Isla apuesta por el I+D+i y solucionar "problemas estructurales" como la formación.

–¿Ha costado mucho cruzar las agendas de tantos directivos? Estará casi todo el Ibex-35.

–Afortunadamente no mucho. Todo esto cuesta, no voy a decir que no. Pero la convocatoria ha tenido un éxito total: 1.500 personas. La verdad es que la gente ha tenido una respuesta estupenda, que a nosotros nos ha sorprendido. Porque cuando se está en situaciones como ésta [de crisis económica], una de las cosas que más se restringen en las empresas es la asistencia a este tipo de actos: seminarios, convenciones...

–¿Se aprende algo de estos encuentros?

–Sí. Son actos necesarios, o muy convenientes. Pero uno no puede pensar que en estos encuentros se van a solucionar las cosas. Exigen un esfuerzo previo muy importante. Hemos decidido llamar a la convención Los Caminos de la Reactivación buscando un paralelismo con el Camino de Santiago. Y previamente hemos desarrollado varios actos en ciudades como Madrid, Sevilla o Bilbao, simulando también las distintas rutas del Camino de Santiago. La gente que ha venido a Santiago a transmitir y compartir ideas. Luego esas ideas hay que creérselas y llevarlas a cabo. Es el gran reto de la convención.

–Los Caminos de la Reactivación. ¿Hay tal reactivación?

–La hay. No es lo mismo en unos países que en otros. El crecimiento previsto en Alemania para el próximo año será del tres y pico por ciento. Ésa es una reactivación clarísima. A otros países como España les cuesta mucho más. Y luego hay economías, que no están muy desarrolladas como la China, que no necesitan reactivarse; casi todo lo contrario. Pero sí, el mundo está reaccionando y busca soluciones para conseguir una vía de crecimiento, aunque a distintas velocidades.

–¿Falta espíritu emprendedor en España con la crisis?

–No. No falta espíritu emprendedor, y prueba de ello es que hay muchísimas iniciativas que se plasman, que se desarrollan, y no sólo a nivel nacional. Quizá en España tenemos unos problemas estructurales que se vienen arrastrando desde hace tiempo, pero que en épocas de bonanza se les hace menos caso, y en épocas duras se ponen mucho de manifiesto por su efecto sobre la competitividad. España está en una situación más delicada por esos problemas estructurales y porque el comportamiento del gobierno actual no está trasladando toda la confianza y credibilidad que es necesaria. Ése es el esfuerzo más importante que tenemos que hacer. Pero hay iniciativas; las empresas vivimos de ellas.

–¿Cuáles son para usted las claves de la competitividad?

–Aspectos básicos como la innovación. Si hacemos una reflexión sobre nuestro país se ve que no tenemos materias primas, ni energía; somos muy dependientes del exterior en esto. Tampoco podemos presumir de ser un país de mano de obra barata, como pasó en los primeros tiempos del desarrollo español, cuando se implantaron industrias básicas por ese motivo. Hay que interiorizarlo. Y por tanto hay que hacer un esfuerzo en los temas de innovación, tecnología y productividad. Tenemos que hacer cosas propias, desarrollos propios, porque si tenemos que comprar a otros países ya no aportamos ningún valor diferencial competitivo. ¿Esto es nuevo? No. Pero no sé si es que no nos lo creemos o qué. Innovación, tecnología y desarrollo propio. Y hay que aplicarlo desde la vida real, los productos de consumo, hasta las altas tecnologías. Y en la formación, desde las escuelas a las universidades, los cursos de postgrado y la empresa.