La difícil situación de los astilleros de la comarca de Vigo ha terminado por dañar gravemente al tejido de la industria naval auxiliar. Muchas contratas se ven asfixiadas por los retrasos en los pagos de los constructores navales y se encuentran en una situación crítica. Esta misma semana más de un centenar de empresarios de las auxiliares han creado un "comité de crisis" y han exigido a la patronal del Metal el máximo esfuerzo para conseguir "una real sensibilidad de los poderes públicos con el sector", según indica Enrique Mallón, secretario general-adjunto y portavoz de Asime.

–¿Cuál fue el detonante para que se constituyera el "comité de crisis" de la industria auxiliar del naval?

–Fueron las comunicaciones en las últimas semanas de los plazos de pago por parte de algunos astilleros a las industrias auxiliares, que se llegan a extender a 220 días e, incluso, en otros casos no se llegaron a entregar los documentos de pago por trabajos realizados. Esto se une a las situaciones de crisis de M.Cíes, Factoría Naval de Marín y Vulcano y a los problemas que existen en otros constructores navales.

–¿Hasta qué punto se ven estas empresas estranguladas?

–La industria naval gallega hoy en día es la más importante en número de empresas y trabajadores de España. Solo en Asime se aglutinan 280, que representan entre el 80 y el 90% de la carga de trabajo de un barco, y que dan trabajo a unos 4.500 trabajadores. El insostenible plazo de cobro hace que las auxiliares del naval se encuentren con serios problemas de tesorería para efectuar los pagos a sus proveedores así como las nóminas de su personal.

–¿Las consecuencias cuáles pueden ser?

–Concursos de acreedores en las empresas de mayor tamaño.

–¿De cuántas podríamos estar hablando?

–De cincuenta, con una plantilla conjunta de unos 800 trabajadores, que presentarán concurso de acreedores en unas semanas. Incluso algunas de ellas se pueden ver abocadas a la liquidación.

–¿Son solo las grandes las más perjudicadas?

–Todas, todas están afectadas por la situación. Las más pequeñas tienen mayor flexibilidad a la hora de afrontar estas dificultades.

–¿Hay alguna posibilidad de evitar esta situación, de no dejar morir a estas empresas?

–Estas industrias necesitan dos cosas: una, cobrar; y dos, una vez que les hayan pagado, necesitan financiación para afrontar los próximos meses. Ha habido una caída del trabajo muy importante y para poder mantener las plantillas y su estructura, aún reduciéndola, es necesario capacidad financiera. Desde Asime lo que se pretende es facilitar instrumentos e incluso líneas de financiación públicas específicas para estas industrias y que puedan sobrevivir.

–La dependencia de los astilleros es casi absoluta.

–Desde la patronal hemos animado a la industria auxiliar del naval a diversificarse. Asime los ha ayudado con el Centro de Reparaciones Navales de Vigo y con el Consorcio Aeronáutico Gallego y, sobre todo, con las actuaciones de internacionalización en países como Brasil y Rusia en los últimos meses a donde hemos realizado diversas misiones. Solo unas pocas han optado por el camino de la diversificación y han comenzado a trabajar para otros sectores como el agroalimentario, el químico o la automoción, pero las que no lo han hecho, con una caída tan importante en el naval, no lo van a pasar bien en los próximos tiempos.

–¿En qué situación se encuentra el Centro de Reparaciones Navales de Vigo (CRNV)?

–Es un tema importante. Desde hace más de 10 años Asime está apostando por la reparación naval y fruto de ello fue la constitución del CRNV con 55 empresas del naval con la intención de cuadruplicar o quintuplicar la carga de trabajo de esta actividad en la ría de Vigo. No se culminó esté proyecto aunque la sociedad sigue viva con 33 empresas. No salió adelante porque se intentóo buscar un astillero acorde a las necesidades de reparación en función de los buques que existen hoy en día y fue imposible en la ría de Vigo. De todos modos, el CRNV sigue buscando instalaciones y apostando por el negocio de la reparación naval.

–¿Tiene alguna posibilidad este proyecto de ver la luz a medio plazo?

–El momento es difícil por la crisis global. La reparación naval también ha caído en volumen de negocio pero no tanto como la construcción naval. Lo que es esencial es que los poderes públicos, así como la sociedad en general, sepan que para el futuro de esta industria se necesita facilitar unas instalaciones para reparación naval acordes con las necesidades actuales. La mayor ventaja que tiene la provincia de Pontevedra, e incluso Galicia, es el knov how de estas industrias, que es único en el mundo e incluso puntero.

–¿No existe falta de espacio en la ría de Vigo para unas instalaciones como la que pretenden ustedes?

–Estamos estudiando alternativas para impulsar este negocio y actividad.

–Y en lo que se refiere al Consorcio Aeronaútico, ¿cuál es la situación?

-Asime junto con la Consellería e Industria estamos llevando a cabo la certificación de una docena de empresas gallegas del metal para obtener la certificación EN-9100 para el sector aeronáutico. Creemos que en dos meses la obtendrán y a partir de ahí el reto es conseguir pedidos en esta industria. El Consorcio agrupa a 56 empresas, de las que tres ya poseen la certificación necesaria para trabajar en el sector.