El astillero vigués Paulino Freire ha marcado con su construcción número 700 un hito en la historia naval de la Ría. Ayer tuvo lugar la botadura del barco de investigación marina "Pegaso", considerado el más avanzado que existe en el ámbito privado. La compañía naviera pertenece a la familia mexicana Burrillo Azcárraga, magnate del sector de las telecomunicaciones en el país azteca.

La inversión en este barco es "millonaria", señalaron fuentes del astillero que no quisieron precisar la cifra por "las cláusulas de confidencialidad" impuestas por la naviera.

El oceanográfico, que estará abanderado en Luxemburgo, es propiedad del Grupo Pegaso que lo charteará a universidades y centros de investigación marina de todo el mundo. El armador, Alejandro Burillo Azcárraga, es un apasionado del mar y se ha hecho construir una vivienda en una de las cubiertas superiores de 120 metros cuadrados.

El barco tiene una eslora de 73,5 metros y una manga de 13, pero lo más destacado es que dispone de una autonomía de 10.000 millas náuticas con lo que sería capaz de navegar hasta Australia y volver sin necesidad de repostar, además de alcanzar una velocidad máxima de 17 nudos. Tiene capacidad para albergar a 32 personas, entre tripulación y científicos.

El diseño del barco permite destinar a la acomodación de la tripulación un total de 328 metros cuadrados, otros 294 para los equipos científicos y otros 33,4 para el laboratorio. Toda la superestructura del puente ha sido construida en aluminio por la empresa viguesa Aister, con sede en Domaio (Moaña).

Submarino

Una de las características del buque es que va dotado de un submarino de 9 metros de eslora y con capacidad para 6 personas y con posibilidad de sumergirse hasta 165 metros de profundidad. El sumergible, construido en un astillero de Trieste (Italia), es capaz de navegar con propulsión eléctrica a una velocidad de 8 nudos en superficie y a 6 nudos en inmersión. A cinco nudos a la hora dispone de una autonomía de 25 millas, mientras que si navega a 3 nudos puede recorrer 75.

Para dar servicio al submarino se ha dotado al buque de un hangar de 150 metros cuadrados, otros 67 metros cuadrados de talleres y un local de buceo de 16 metros cuadrados.

Además el buque tiene capacidad para operar en mares helados, por lo que su casco ha sido reforzado con chapa capaz de romper los hielos. Para operar sin moverse del punto fijado dispone de un sistema de posicionamiento dinámico por satélite similar al utilizado por los barcos offshore cuando se sitúan en un determinado punto para realizar una prospección de una posible bolsa de petróleo.

Al acto de botadura, que se efectuó casi en secreto, asistieron 150 invitados entre los que se encontraba Patricio Burillo, hijo del propietario, y se esperaba la visita de Jean-Michel Cuosteau, hijo del legendario investigador marino, que no pudo acudir por problemas de agenda pero que anunció una próxima visita al astillero Freire para conocer de primera mano esta nueva unidad de investigación marina.

Durante su construcción el buque estuvo cubierto con lonas porque la naviera quiso mantener en todo momento la confidencialidad del proyecto.