La Consellería do Mar convocó ayer a representantes de agrupaciones bateeiras, empresas del sector transformador y cofradías de toda Galicia para analizar con detalle la "firme amenaza" que supone para la comunidad autónoma la aplicación del nuevo método analítico de biotoxinas marinas que trata de imponer la Unión Europea, que supondrá que el cierre de los polígonos se dispare en 200%.

La preocupación por parte de la Administración y del propio sector es evidente, de ahí que ayer se reunieran prácticamente medio millar de productores en un acto meramente informativo desarrollado en el Auditorio de Vilagarcía.

Fue allí donde Juan Carlos Maneiro Cadillo, director xeral de Competitividade, y Covadonga Salgado, directora del Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar), ofrecieron todo tipo de explicaciones. Lo que dijeron no fue nuevo, pero sí contundente, por eso al menos sirvió para despejar dudas a muchos productores –sobre todo bateeiros– a los que alguien ha intentando confundir durante los últimos meses, como si de aplicar nuevas restricciones a la producción no fuera de interés para los propios productores.

El mensaje lanzado por la Consellería do Mar desde el pasado verano, cuando conoció la amenaza que llega desde Bruselas y empezó a trabajar para tratar de frenar el nuevo sistema, es rotundo: el método analítico químico no ofrece mayores garantías de calidad ni tampoco mayor protección para los consumidores, pero sin embargo sí puede suponer más limitaciones y enormes perjuicios para los productores.

El método actual, el de bioensayo en ratón, es perfectamente válido, y prueba de ello, resalta Mar, es que en las últimas décadas no se ha registrado ni un solo episodio tóxico, lo cual avala que estas analíticas sirven para controlar lo que popularmente se conoce como marea roja. Y si es eficaz, "¿para qué cambiarlo por otro método que ni siquiera está científicamente validado?", se preguntan tanto la Xunta como buena parte de los productores.

Pero hay más ejemplos o explicaciones para justificar el mantenimiento del actual sistema, y ayer salieron nuevamente a la luz. Si en la actualidad las bateas de mejillón deben convivir con la marea roja y ésta, en ocasiones, obliga a mantener cerrados algunos polígonos durante prácticamente todo el año, con los nuevos análisis los cierres van a dispararse en al menos un 200%, lo cual supone que va a haber parques de cultivo que no puedan estar operativos durante un par de años, con la consiguiente pérdida de ingresos y rentabilidad.

Lo que se le viene encima al sector es, por tanto, motivo suficiente de preocupación, de ahí la importancia de encuentros como el mantenido ayer, válidos para poner todas las cartas sobre la mesa.

Quizás por ello, para algunos de los asistentes la moraleja es que la histórica división del sector bateeiro gallego le hace carecer de peso específico suficiente en Europa.