La pesadilla termina cuando los piratas somalíes agarran los “sacos” de billetes con sus propias manos. El drama del Alakrana, con 36 tripulantes secuestrados durante los últimos 47 días, llegó ayer a su fin tras desembolsar a los corsarios, vía aérea, un total de 2,7 millones de euros, es decir, 4 millones de dólares, la divisa con la que operan las mafias del pirateo del Golfo de Adén.

Se trata del rescate más caro de los últimos tiempos en la historia de los actos de pillería y abordaje en el Índico. Según los cálculos de la máxima autoridad en piratería internacional, la Chatman House de Noruega, el precio medio de un rescate en aguas somalíes se mueve entre los 2 y los 3 millones de dólares. En esta ocasión, tras conocerse ayer el coste del secuestro, la libertad de los 36 tripulantes del Alakrana ha costado 4 millones de dólares, superando la media oficial de los últimos desembolsos. La complicación de este secuestro en las últimas semanas, con fuertes medidas de presión tras la detención de dos piratas por parte de la justicia española o el desembarco de tres tripulantes en tierras de Somalia, hacía prever que el rescate del Alakrana superaría al del atunero gallego Playa de Bakio, liberado en abril de 2008 después de recompensar a los corsarios con 700.000 euros (1,2 millones de dólares). Las cábalas se han cumplido con creces: la liberación del Alakrana ha costado prácticamente cuatro veces más que el del Playa de Bakio, con 13 hombres a bordo.

Reparto y antecedentes

El tipo de buque, su antigüedad, su carga, así como el número y la nacionalidad de los tripulantes que la nave lleva a bordo son parámetros que las mafias del pirateo tienen en cuenta para poner un precio a la libertad, un complejo proceso que se inicia desde su apresamiento, abordando a los barcos más atractivos económicamente, una información a la que los clanes, en comunicación con los despachos de Londres, tienen acceso a través de Internet y de sofisticados equipos de comunicación.

La alta tecnología para el control de los mares ha llegado incluso a las poblaciones de la costa somalí, como Eyl o Haradhere, en donde los piratas han montado su escenario de actuación y donde, posteriormente, emplean parte de los beneficios de los rescates, toda una industria del lujo en uno de los países con mayor índice de pobreza. De hecho, cada uno de los 1.500 piratas que operan en la costa de Somalia cobran por sus servicios entre 10.000 y 30.000 euros al año, teniendo en cuenta que sólo reciben una pequeña parte del total. El 50% de la cantidad obtenida en un rescate se destina a nóminas: el 20% para los jefes de los clanes y el 30% para los corsarios que realizaron la operación. El otro 50%, según fuentes de la Chatman House se destina a seguir financiando la industria de la piratería: un 30% para sobornos en próximos secuestros y un 20% para comprar más armas y combustible para próximas operaciones. Así se autoalimenta la industria de la piratería, logrando cada vez un mayor grado de sofisticación en nuevas tecnologías para el control de las aguas y armamento de última generación. Del pago de rescates que la opinión pública internacional ha podido conocer en los últimos dos años, periodo en el que se ha incrementado la actividad de los corsarios en el Golfo de Adén, el del Alakrana ha sido el más costoso. Según las cantidades que han trascendido a través de los medios de comunicación, el carguero ucraniano Faina, lideraba hasta ahora el ranking de secuestros más caros, con un desembolso de 2,1 millones de euros. Por el Sirius Star se entregaron 2,01 millones de euros y el fin de la odisea de cuatro meses del carguero Hansa Stavanger costó 1,9 millones de euros. Por su parte, la liberación del Irene alcanzó los 1,34 millones de euros, el mismo dinero que se pagó por el crucero de lujo Le Ponant.