La repatriación de los piratas presos en Madrid se convirtió ayer en la mayor reivindicación de los familiares de los tripulantes del Alakrana. Tras conocer la penosa situación a bordo del atunero, manifestaron su indignación con el Gobierno español. Todos creen que el Ejecutivo les ha mentido desde el pasado 2 de octubre, día en que un grupo de piratas asaltó el buque. Cada día recibían llamadas de Madrid para confirmarles que las negociaciones seguían su curso y que la situación de sus parientes era buena, pero ayer confirmaron sus peores temores. Han desembarcado a tres hombres, dos de ellos gallegos, y les han dicho que los matarán si España no devuelve a los dos asaltantes detenidos y, por si fuera poco, se han quedado sin agua y apenas disponen de víveres. La situación se hace insostenible y los familiares de los marineros de Gondomar y Baiona ya no lo resisten más. Están dispuestos a “hacer lo que haga falta” para conseguir que todo acabe ya.

La mañana de ayer fue frenética para todos ellos. Mientras la familia del patrón, Ricardo Blach, esperaba acontecimientos en su casa de Baiona, la vivienda de Pablo Costas, en Gondomar, se convertía en un hervidero.

Belén costa - Esposa de Joaquín Fernández

“Mi marido es uno de los tres que los piratas han bajado a tierra. Me lo acaba de confirmar Luis Fragueiro. Esto se le ha ido de las manos al Gobierno”, explicaba desesperada anoche Belén Costa, la mujer de Joaquín Rodríguez, el marinero de 39 años y padre de un hijo de 12 años que reside en A Ramallosa, en el municipio pontevedrés de Nigrán. “Mi marido me llamó a las ocho y cuarto de la mañana. Dijo que los piratas iban a bajar a 3 o 4 compañeros suyos a tierra y que estuviéramos unidos todos los familiares para presionar porque quieren que les devuelvan a sus compañeros. Dijo que estaban pasando una situación muy mala, con pocos víveres”, indicaba. “Quiero que me devuelvan a mi marido. ¡Que los van a matar! ¿Son más importantes los dos piratas que tenemos en España que la vida de 36 hombres?. Que se los lleven allí, que paguen lo que haga falta, pero que traigan a los nuestros”, reclama. “No se lo que está haciendo el Gobierno. Parece que tienen que matar a alguien para que resuelvan esta situación. Lo único que les importa es su culo, no estas vidas que están en peligro”. Se muestra indignada por cómo se está llevando el caso: “Nos han mentido desde el primer día. Nuestro armador quería pagar el rescate, pero el problema es que ellos reclaman a los dos compañeros que tienen en España”.

Joaquín Fernández - Padre de Joaquín Fernández

En Couso, en la zona alta de Meira, vive Joaquín Fernández, padre también del marinero del mismo nombre secuestrado a bordo del “Alakrana” y natural de Baiona. Reside en Moaña desde que se separó de su mujer y asegura que está viviendo este secuestro “sin dormir, con muchos dolores de cabeza”. De su hijo dice que es muy buen chaval, de mucha paciencia y con un carácter bueno. “Lo estoy pasando muy mal, aseguraba poco antes de que le confirmaran que su hijo era uno de los tres tripulantes del “Alakrana” que los piratas bajaron ayer a tierra en Somalia.

Silvia Albés - Mujer de Pablo Costas

Pablo Costas, el engrasador del atunero vecino de Gondomar, telefoneó ayer a su mujer, Silvia Albés, a las diez menos cuarto de la mañana, una hora y media después de la llamada de Joaquín Rodríguez a la suya. Los piratas ya se habían llevado a tres marineros a tierra y Pablo estaba llorando desesperado. “Estaba muy mal y me dijo que la situación era crítica, que habían bajado a tres y tirado una granada al mar, que ya no les quedaba agua potable ni apenas víveres. Me pidió que lo sacara de allí, se despidió de mi diciendo “te quiero, te quiero. Sácame del barco por favor”. Silvia está dispuesta a todo, pero espera que el Gobierno “mueva ficha”. “Es que nosotros no tendríamos por qué llegar a hacer una manifestación. Tienen que entregar a los piratas que están presos ya. Tienen que comerse ahora el marrón porque no han hecho lo que debían. Ya han sacado a tres del barco, ¿es que van a esperar a que maten a alguno para actuar?”, reclamaba.

Antonio costas - Hermano de Pablo Costas

La ira se apoderaba ayer de Antonio Costas, el hermano de Pablo Costas que debía haberle dado el relevo a su hermano en el atunero el pasado día 20 de octubre. Puede imaginarse lo que estarán pasando sus compañeros, pero ayer su propio hermano se lo confirmó con su llanto. Estaba en su casa cuando Pablo llamó a su mujer por la mañana y pudo hablar con él. “Me repetía ‘sacadme de aquí, sacadme de aquí’ y decía que estaba muy mal”, explicaba Antonio muy enfadado. “Desde el primer momento nos están mintiendo. Se están riendo de nosotros. Yo no podía creer que, al mismo tiempo que mi hermano lloraba por teléfono y le contaba su angustia a mi cuñada, la ministra Chacón nos pedía por televisión tranquilidad y nos decía que todo estaba controlado. Es inexplicable”, indicaba. “Ya está bien. Estamos hartos de que nos digan que estemos tranquilos. Tienen que soltar a los piratas ya y punto”, exigía. Según lo que su hermano pudo contarle, Antonio aseguraba que los piratas están “muy enfadados” con el Gobierno porque las negociaciones no acaban de encauzarse, ya que sus compañeros siguen aquí. “Que no le echen la culpa a la casa armadora porque siempre ha querido pagar”, advertía.

Cristina blach - Hija de Ricardo Blach

Cristina Blach, la hija de Ricardo Blach, el patrón, también demandó ayer la repatriación de los piratas presos para que los secuestradores no los utilicen como moneda de cambio. “No sé nada de juicios, sumarios o instrucciones, pero si la operación Atalanta tiene la posibilidad de entregar a los apresados a Kenia, a lo mejor ésa es la vía, Tiene que haber algún resquicio legal”, dijo. La llamada de su padre ayer convirtió la jornada en “el peor día” desde el inicio del cautiverio. “La semana pasada nos preocupamos porque no sabíamos nada, pero de repente nos llama y nos dice que están desesperados y que han bajado a tres hombres a tierra”, indicó la joven desde su casa de Baiona, donde también apuntó a su doble disgusto porque el Gobierno siempre negó que en la mesa de negociaciones estuviese la posibilidad de repatriar a los dos piratas. “Y ahora le escucho decir a mi padre que ésa era la razón por que no avanzaban las negociaciones. No lo entiendo”, concluyó.