Está considerado como el azote de los empresarios pontevedreses y una persona con gran capacidad de movilización de trabajadores. Representa al sindicato mayoritario en el convenio del Metal y hoy se enfrenta a una de sus batallas más importantes: el ultimátum lanzado por la patronal para la firma del convenio sectorial cuya negociación dio lugar a un largo conflicto.

–¿Qué espera de la reunión de hoy en el convenio del Metal? ¿Cree que puede ser la definitiva?

–Esperamos que haya un avance significativo en la negociación que posibilite un punto de encuentro que nos lleve a un acuerdo. En estos momentos las posturas están bastante distantes, pero esperamos acercar posturas hoy. Después de todo este periodo de maduración y reflexión, lo lógico es que en esta tercera reunión después del verano, lográramos un acercamiento.

–Los empresarios pretenden que la reunión que se celebre hoy sea la definitiva

–La experiencia que tenemos en este convenio y en otros muchos es que nunca se sabe cuál será la última y cuál será la última propuesta. Nosotros vamos con la idea de que si hoy llegamos a un acuerdo cerrarlo, pero no quiero adelantar esos acontecimientos. No se sabe. Como no se sabe si una reunión dura una hora, veinte o treinta.

–¿Se guardan cartas en la magna los empresarios y las centrales?

–Creo que no. Está todo dicho. A nivel interno los sindicatos tenemos la intención de llegar a un acuerdo porque lo creemos necesario. La comisión negociadora de la CIG va a tener los suficientes elementos de flexibilidad que facilite la firma. Tengo que advertir de que no nos vale cualquier acuerdo porque se tienen que dar una serie de condiciones. La patronal se tiene que aproximar bastante y no como en la última reunión en la que dijeron que se iban a mover unas décimas. Entonces no habrá acuerdo.

–¿Qué escenario se abre si mañana se rompe la baraja?

–Para nosotros el proceso de negociación seguiría abierto y que no aseguramos que sin él no habrá tranquilidad en el sector. Esto lo saben los empresarios. Lo que posibilita la paz laboral y una cierta tranquilidad de futuro, tanto para las empresas como para los trabajadores, es la firma del convenio. Si no es así habría que retomar las movilizaciones.

–¿Quiere decir que sindicatos y trabajadores volverían a la calle?

–Evidentemente sí. Si no hay convenio se producirá algún tipo de movilización. No obstante, tendremos que aprender de los errores del pasado

–¿A qué errores se refiere?

–Uno de ellos fue, probablemente, la convocatoria de huelga indefinida que supuso una merma importante en los salarios y en la capacidad económica de los trabajadores. No valoramos en su momento que significaba en toda su dimensión el encuentro que realizaron los empresarios en el Ifevi.

–¿Y qué lectura hicieron los sindicatos de esa cumbre empresarial?

–Allí se reunieron el presidente de la patronal gallega, el de la provincia y los clusters del automóvil y del naval… Allí tuvo lugar una conjura empresarial frente al convenio del metal y los empresarios aguantaron lo que nosotros no esperábamos. Nuestra lectura fue que no nos enfrentábamos a una convenio sin más o a un aumento salarial, sino que los empresarios respondieron unidos para que no hubiese concesiones. Se conjuraron aguantar lo que hiciera falta. Nosotros no fuimos capaces de ver el alcance que eso podía a tener. La patronal del metal, y otros empresarios que la apoyó, fueron capaces de poner al borde del abismo a unas empresas que se encontraban en una situación crítica para intentar que los trabajadores no regulemos mejor nuestras condiciones laborales. Seguimos en lo de siempre: en 2006 firmamos un convenio, en 2007 tuvimos que ir a la huelga para que se cumpliera y en el fondo cuando nosotros hablamos de regular la jornada y la contratación hablamos del cumplimiento del convenio.