Luis Berenguer, como presidente de la Comisión Nacional de la Competencia (CNC), es el máximo responsable de garantizar la libre competencia en la economía española. Su trabajo es buscar pactos contrarios a los consumidores y al libre mercado, algo que le ha llevado a enfrentarse a sectores tan relevantes como el energético, el de las telecomunicaciones o el de la alimentación. Ayer estuvo en A Coruña donde ofreció una conferencia en la Cámara de Comercio sobre las novedades y repercusiones en la actividad empresarial de la nueva Ley de la Competencia.

-Supongo que será bastante ingrato su trabajo ya que tiene que sancionar a empresas de grandes sectores con mucha repercusión mediática.

-La CNC tiene tres bloques de actuación. Uno, el que puede ser más ingrato, es aplicar las sanciones por la existencia de conductas anticompetitivas, la persecución de los cárteles o los abusos de posición dominante. Sin ir más lejos hace 15 días a las eléctricas se les puso una multa de 36 millones de euros. A nadie le gusta especialmente sancionar.

-¿Y cuáles son las otras dos actuaciones?

-Hay otra que es el control de las concentraciones. Pero, indudablemente, la labor de realizar propuestas de liberalización, de apertura del mercado, de incremento de la competencia, de desaparición de las barreras, no puede ser más grata.

-¿Y los que protestan?

-Cuando hacemos propuestas siempre hay una minoría que puede tener cierta resonancia mediática que se considera perjudicada y sale en defensa de sus intereses, pero obviamente entre los intereses generales y los intereses particulares está bien claro qué intereses debemos proteger.

-Y los sectores que más quebraderos de cabeza le dan.

-Después de la puesta en marcha del programa de clemencia observo que la cartelización estaba más extendida de lo que uno podía suponer. Se detecta, por ejemplo, en el sector de los bienes intermedios, donde hay empresas dominantes. Los sectores de la electricidad, del petróleo o de las telecomunicaciones son los que más preocupan porque ahí hay una acumulación de poder de mercado.

-Acabo de echar gasolina y en la estación de al lado, de otra petrolera, tenía el mismo precio. Siempre suben los precios y los bajan a la vez. ¿Dónde está la libre competencia?

-Si es producto de una concentración entre ellos es una conducta anticompetitiva, que siendo éste un mercado local, el de Galicia, corresponde al tribunal autonómico su seguimiento. Otra cosa es si es producto del paralelismo propio del mercado. Hay veces que uno piensa que si pone un precio por encima de la gasolinera de al lado eliminará su clientela y si lo pone más bajo puede llegar a pensar que está haciendo el tonto. Es cuestión de estudiar en cada caso si ese paralelismo es producto del funcionamiento normal del mercado o bien es producto de una concentración. Si es producto de esto último es perseguible.

-Entonces habría que perseguir a todas las petroleras.

-(Sonríe) Habrá que decírselo al tribunal gallego…

-Las aportaciones económicas estatales a las entidades financieras tampoco ayudan a la libre competencia.

-Toda ayuda estatal es contraria a la libre competencia. En principio las ayudas públicas, según el tratado de la Unión Europea, no están prohibidas, y hay algunos casos que están permitidas. Pero no se puede premiar al ineficiente, no se puede premiar al que ha actuado incorrectamente porque entonces incurrimos es un riesgo moral. Fuera de nuestras fronteras tenemos ejemplos al respecto bastante significativos.

-Entonces, dejamos caer a los bancos.

-Yo creo que no podemos dejar caer a los bancos, pero hay otros mecanismos que controla el Banco de España como la intervención. Apoyo las ayudas, pero con determinadas circunstancias y determinadas condiciones.

-¿Y la libre competencia en Galicia?

-A partir del año 2002 hay la posibilidad de crear órganos de competencia autonómicos y desde 2005 existe el Tribunal Gallego de Defensa de la Competencia, que está persiguiendo las conductas anticompetencia en mercados más locales.

-¿Y la colaboración?

-Es perfecta

-Ustedes veían trabas en Galicia a la integración de Unión Fenosa y Gas Natural, ¿ya están solucionadas?

-Fue un proceso de concentración que aprobamos con determinados compromisos, que además se han declarado confidenciales. Nosotros creemos, tras un proceso de negociación, que los compromisos que ofrecieron sirvieron para resolver los problemas de competencia que la propia operación generaba en el mercado.

-¿Con la actual situación de crisis la libre competencia está más acorralada?

-Nosotros siempre transmitimos el mensaje de ninguna tolerancia; tolerancia cero frente a las conductas anticompetitivas que son mucho más graves en periodos de crisis. Es en este tipo de periodo donde se notan más los efectos negativos de la situación de restricción de competencia.

-¿Y tienen más trabajo en estos momentos?

-Es cierto que en materia de control de concentración se ha observado un cierto frenazo en las operaciones de fusiones y concentraciones y puede haber algunas de ellas que tengan un carácter defensivo para evitar la quiebra o la desaparición de alguna empresa. Ahí lo que nosotros hacemos es no retrasar innecesariamente los trámites. Con la nueva ley se ha reforzado los poderes de investigación e inspección y por otra parte se ha creado un programa de clemencia que permite la exoneración del pago de la multa a quien, aunque forme parte de la empresa, denuncie el caso.

-Pero solo ocurre con el primero que lo hace.

-Así es. El primero puede llegar a estar exonerado. El segundo, hasta el 50% y los sucesivos hasta el 25%. Hay una realidad y es que cuando se hacen acuerdos anticompetitivos si los empresarios son conscientes de su ilegalidad no dejan rastro

-Y se encontrarán con empresas que digan “yo no sabía que esto era ilegal”.

-La inmensa mayoría.

-Pero supongo que el desconocimiento de la ley no exonera de su cumplimiento.

-Así es, y por eso dejan más rastro. Sobre todo, los pequeños comerciantes no son conscientes y por eso dejan más rastro.

-Pero son igualmente sancionados.

-Claro.