La gran mayoría de las empresas gallegas no se fían de las grandes sociedades multinacionales de capital riesgo como socios, lo que la convierte a Galicia en una de las dos comunidades -la otra es Valenciana- que más rechazan este tipo de participaciones en su capital. El empresariado gallego prefiere tener como socios a sociedades de capital riesgo con sede la comunidad y únicamente cuando necesita de financiación. Un informe de GBS Finanzas pone de manifiesto que Galicia es para el capital riesgo internacional “una región de indudable atractivo, pero los grandes fondos son incapaces de cerrar buenas operaciones de inversión”.

Según GBS, la dificultad de entrar en el accionariado de las firmas gallegas se debe a que “el empresariado local en muchos casos no percibe positivamente el valor añadido que este tipo de socios dan a su negocio. Por el contrario, están en alza el acceso a capital mediante business angels [un empresario que provee capital a cambio de una toma de participaciones accionariales, que en el caso de Galicia se personaliza en Amancio Ortega, Manuel Jove, Rosalía Mera, Jacinto Rey o José Silveira, entre otros] y también a través de fondos star-up [los inversores que entran en empresas con una historia de funcionamiento limitada pero de alto rendimiento asociadas a la innovación y al desarrollo tecnológico].

El estudio recuerda que la primera vez que se utilizó el capital riesgo en España fue en Galicia, en el año 1972, cuando se creó la sociedad para el Desarrollo Industrial de Galicia (Sodiga) que actualmente desarrolla su actividad como XesGalicia (SGECR). Su principal actividad fue la de formar parte de manera temporal “en el capital de empresas no financieras que no coticen en el primer mercado de las bolsas de valores y que tengan relación con el desarrollo y consolidación de la economía de Galicia”.

A pesar de que la comunidad fue pionera en este tipo de participaciones en empresas de capital riesgo, GBS lamenta que no exista una gran tradición inversora en la comunidad. “Estas reticencias no se deben a la falta de buenas compañías donde invertir, sino a la desconfianza del empresariado en este tipo de socios financieros”.

Apenas un par de empresas están participadas por los grandes fondos de capital riesgo a nivel nacional entre las 150 principales empresas de la región. Estas son Rodman, participada en un 24% por Group 3i PLC, y Saprogal, en la que Mercapital es uno de los principales accionistas. Además existen varios grupos familiares con vocación de inversor financiero -antes mencionados- que canalizan las principales oportunidades para la toma de participaciones en compañías locales.

“En contraste con la falta de inversores de los grandes fondos a nivel nacional, si se han impulsado con cierto éxito el desarrollo de fondos para apoyar proyectos de emprendedores y early stagem y que son soportados en algunos casos por capital público”, afirma el estudio.

Fusiones

Los empresarios gallegos son muy proclives a las fusiones de sus sociedades ni tampoco a las operaciones de venta. Apenas figuran un par de empresas en el top 50 de operaciones de compraventa de empresas durante los dos últimos años, limitándose a los acuerdos entre Siderúrgica Añón y Celsa y la efectuada por Occidental Hoteles y Pontegadea.

“Las empresas gallegas prefieren crecer orgánicamente antes que vía adquisiciones, por el fuerte arraigo que tiene en Galicia la empresa familiar, tanto en la gestión como a la hora de traspasar el negocio entre generaciones”, afirma el estudio.

Sólo en algunos sectores industriales se están rompiendo esta tendencia obligados a deslocalizar producción hacia otros mercados emergentes para ser competitivos, más que un cambio de filosofía empresarial. “Aunque no existe sectores concretos que destaquen en sus operaciones corporativas, existe potencial en empresas relacionadas con la alimentación, el consumo y servicios”, señala GBS.