La crisis financiera está obligando al textil gallego a trasladar a Portugal parte de la producción que subcontrataba en países del sudeste asiático, sobre todo en China, según confirma la Confederación de Industrias Textiles de Galicia (Cointega). La razón es que los bancos han restringido a las empresas la concesión de cartas de crédito, instrumentos de pago utilizados en la exportación y compra de bienes extranjeros. Las industrias gallegas importan cada año más de 500 millones de euros en prendas y productos textiles de países como China, Turquía, Bangladesh, Vietnam o Indonesia.

“La banca ha cerrado el grifo, y esto beneficia sobre todo a la industria portuguesa, que ha conservado su tejido productivo, ya que las empresas tienen que volver a producir aquí”, explica Alberto Rocha, secretario general de Cointega. La carta de crédito, conocida también como crédito comercial, es un convenio en virtud del cual un banco, actuando a petición de un importador, se compromete a efectuar un pago a un exportador contra presentación de una serie de documentos exigidos dentro de un tiempo límite especificado, siempre y cuando se hayan cumplido los términos y las condiciones del crédito.

Según Cointega, la mayoría de las firmas de retail y algunas marcas utilizan este instrumento de pago para subcontratar producción en Asia y en Marruecos, pero alrededor de media docena de empresas ya han tenido que desviar sus pedidos a talleres en el norte de Portugal, donde la forma de pago es diferente. Entre las empresas que compran a los países asiáticos -alrededor de una treintena- destacan Inditex, Montoto y Selmark, según datos de Aduanas.

“Esto no tiene por qué ser malo, es una oportunidad para nosotros”, explica Pedro Regojo, presidente de Cointega, en alusión al recién creado clúster transfronterizo del textil Galicia-Norte de Portugal, EUROclusTEX. Esta entidad pretende precisamente complementar la experiencia comercial y de diseño de las industrias gallegas con la estructura productiva de Portugal, que de hecho es el segundo país que más textil exporta a Galicia, por detrás de Marruecos.

Pese a las dificultades financieras, que afectan también a las pólizas de crédito que el sector emplea para el pago a proveedores, la industria textil logró en 2008 mantener su producción, que ascendió a 2.360 millones de euros, veinte millones menos que en 2007. Según Rocha, el sector arrastra una caída de ventas del 25% desde el último trimestre del año pasado, aunque no se trata un descenso “homogéneo”. “Algunas empresas, lejos de vender menos, han aumentado su número de pedidos. Se está produciendo una especie de nuevo reparto del sector”, apunta. La crisis tampoco se notó especialmente en el empleo: el textil perdió sólo 1.648 afiliados a la Seguridad Social.