Por unanimidad, los expertos consultados por Efe hace un año sostenían que el Ibex-35 subiría de manera sostenida durante este año y rebasaría los 17.000 puntos, lo que suponía un crecimiento del 10 por ciento, sólo ligeramente afectado por la ralentización del crecimiento económico.

Lo cierto es que el selectivo español cerrará 2008 en torno a los 9.000 puntos con un recorte que ronda el 40 por ciento, en lo que habrá sido "el peor año desde 1929", en palabras del presidente de la Bolsa, Antonio Zoido.

Los acontecimientos vividos este año, como la quiebra de Lehmnn Brothers, el caso Madoff, o los efectos de la política monetaria del Banco Central Europeo, que elevó el Euribor a máximos históricos, pillaron por sorpresa a todos, pero ¿cómo fue posible que las principales gestoras de inversión y casas de análisis tengan en sus pronósticos una desviación tan grande?.

El pronóstico que situaba este año al Ibex en los 17.000 puntos era ajustado ante un mercado de renta variable que perdía fuelle, ya que en 2007 el selectivo cerró el año más flojo de ganancias de sus 20 años de historia, con un avance de "apenas" el 7,32 por ciento, afectado por el efecto de la crisis crediticia.

Pese a esas "modestas" ganancias, el pasado año fue el quinto consecutivo de subidas y el selectivo español llegó a marcar un máximo histórico cercano a los 16.000 puntos.

La firma de bolsa Renta 4, por ejemplo, elevaba su estimación para este año hasta los 17.450 puntos, y Caja Madrid Bolsa, por su parte, auguraba un crecimiento moderado para la renta variable pero estimaba que el Ibex se situaría en torno a los 17.400 puntos, además de apostar por invertir en bancos y constructoras.

Otras entidades, como el Banco Urquijo o Inversis, preveían niveles algo más modestos para el Ibex, en torno a los 17.000 puntos.

Ahorro Corporación, la compañía de servicios financieros de las cajas de ahorro, que también señalaba el "potencial alcista" del Ibex en 2008, advertía sobre algunas de las amenazas propias de la economía española.

Entre otras, citaba un posible estrangulamiento de la liquidez o una crisis inmobiliaria, que situaría a España en peor posición frente a los países de su entorno.

Renta 4 daba en el clavo en la identificación de riesgos, entre los que citaba el mercado inmobiliario estadounidense, la tensión en el mercado interbancario y la posibilidad de que hubiera algún "susto" en el sector financiero.

Mucho más ajustado, aunque igualmente alejado de la realidad, fue el vaticinio del banco de inversión Goldman Sachs, que señalaba que el Ibex sería el peor índice bursátil europeo en 2008 con una revalorización de apenas el 0,8 por ciento, y el Ibex situado en los 15.300 puntos.

El informe de Goldman, el más austero de todos, no acertaba tampoco al situar el índice español como el peor de Europa, ya que entre las principales plazas europeas solo Londres concluirá el año con menores pérdidas que el Ibex.

En sus informes anuales publicados hace un año, los expertos sí hacían mención a algunas incertidumbres provocadas por el estallido de la crisis de las hipotecas "subprime" o de alto riesgo en Estados Unidos durante el verano, pero en ningún caso pudieron aproximarse a lo que se avecinaba.

Entre otras, citaban la revisión a la baja de los beneficios empresariales, el entorno macroeconómico complicado y los problemas de liquidez.

Para el año que está a punto de empezar, los pronósticos son, de momento, algo vagos, aunque la mayoría de los analistas coinciden en apuntar hacia a una reducción del beneficio de las cotizadas.

Ello implicaría una reducción del beneficio por acción y una subida de 10 veces del PER -"Price Earning Ratio" (relación entre el beneficio por acción y la cotización de la compañía que refleja los años en que se tarda en recuperar la inversión)-.

Nadie aventura, de momento, umbrales, mínimos o máximos para el selectivo.