javier cuartas

La falta de liquidez, la restricción crediticia a empresas y familias y el bloqueo del mercado interbancario, que sólo tímida y gradualmente ha empezado a reactivarse durante las últimas semanas, son tres de los rasgos más peculiares, pero también más preocupantes de la actual crisis económica global. La causa capital de este drenaje brutal de recursos líquidos fue el derrumbe de la banca de inversión en Estados Unidos el pasado septiembre que generó un pánico global en un sector tan sensible pero también tan crucial como el financiero.

Tratándose de un sector fundamentado en la confianza como premisa medular y caracterizado por una plena globalización, como acaso ninguno otro, el miedo que nació en Wall Street con el derrumbe de Lehman Brothers se expandió sin cortafuegos posible por la economía mundial. A ello se sumó la constatación de una recesión en la economía productiva y real cuya profundidad y alcance aún no se otea.

 Masa monetaria

La primera constatación es que el dinero no ha desaparecido, pero sí ha menguado, aun cuando en el mundo persista el mismo número de monedas y billetes que antes de la crisis bancaria de septiembre.

La cantidad de dinero existente en la economía no sólo depende del dinero físico (la llamada base monetaria o suma de billetes y monedas) sino también de la velocidad a la que se mueva. Cuando el dinero circula, y más si lo hace con rapidez, se produce un efecto multiplicador porque, a mayor rotación, mayor es la capacidad de financiación de un más amplio número de operaciones (préstamos, compras, ventas, inversiones, etc.) y de generar riqueza con la misma base monetaria.

 Inyecciones de liquidez

Todos los gobiernos y bancos centrales tratan de atajar esta situación bajando tipos para favorecer la fluidez e inyectando ingentes cantidades de dinero en el sistema financiero por diversas vías según los países: subastas de liquidez, compra de activos, rescates, recapitalizaciones y hasta emisión de más dinero. La queja de familias y empresarios es que no acaba de llegar al mercado.

 Desconfianza

La confianza entre los bancos no acaba de normalizarse. Se está recuperando, pero no lo suficiente. De ahí que, pese a la contundente bajada del precio oficial del dinero por el Banco Central Europeo (BCE), el euribor haya respondido a la baja, pero aún no de forma satisfactoria y todavía mantenga una diferencial demasiado acusado respecto a los tipos oficiales. La falta de confianza explica que los bancos que precisan tomar dinero en el mercado o bien no lo reciben de otros bancos o lo reciben a un precio alto en virtud de los que se denomina prima de riesgo.

 Refinanciación

Buena parte de la liquidez de los bancos y cajas se está destinando a refinanciar créditos a clientes preexistentes. Y esto dificulta que el dinero llegue a nuevos demandantes y para operaciones nuevas. Muchas entidades tienen contraída una alta exposición crediticia con sectores, empresas y familias que pueden tener dificultades para afrontar los pagos y a los que las entidades tratan de refinanciar en ocasiones con créditos nuevos para saldar los ya concedidos y que no se les dispare de morosidad, lo que les exigiría aumentar dotaciones y provisiones. La actividad inmobiliaria (los promotores admiten que hay 600.000 pisos acabados y sin vender en España) es un ejemplo de sectores que precisan refinanciarse.

 Morosidad

Las entidades se enfrentan además a una crisis económica que está ya deparando un crecimiento importante de la morosidad: empresas y familias que no pueden hacer frente al pago de los créditos que les fueron concedidos en la época de la euforia y del crecimiento venturoso. Los créditos fallidos o dudosos ha seguido una senda alcista desde hace 16 meses y la morosidad se ha triplicado respecto a hace un año: la tasa de mora pasó del 0,822 por ciento en octubre de 2007 al 2,837 por ciento en el mismo mes de este año.

 Concesión de créditos

La banca niega que se haya paralizado el crédito. Otra cosa es que se ha ralentizado. Alguna entidad financiera ha llegado a precisar que sigue aumentando su inversión crediticia, salvo en el sector inmobiliario y anejos. El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez lo acaba de corroborar: la concesión de crédito sigue creciendo en España al 8 por ciento, pero no ya a ritmos de dos dígitos (de hasta casi el 30 por ciento) como ocurría en los últimos años.

 Vencimientos

Las entidades financieras precisan además retener una alta tasa de liquidez en su poder, antes que prestársela a los clientes, porque tienen por delante obligaciones cuantiosas que deben afrontar en los próximos años. El fortísimo crecimiento español de los últimos 14 años, fundamentado básicamente en el consumo y en la promoción inmobiliaria como vectores más decisivos, ha supuesto un magno endeudamiento español en el extranjero para financiar ese crecimiento. El ahorro español es insuficiente y ha sido incapaz de sostener financieramente ese fortísimo ritmo.

 Posición de liquidez

Por unas y otras causas las entidades tratan de mantenerse en posición de liquidez para afrontar el futuro inmediato y la travesía de la crisis, cuya duración no se conoce. Se estima que la suma de todas las entidades de la zona euro atesoran unos 47.000 millones de euros más de lo que precisarían en condiciones de normal funcionamiento del préstamo entre bancos. Pero los vencimientos de la banca española en tres años sumarán 190.000 millones, cuatro veces más.