El presidente del ICO acumula una dilatada trayectoria profesional que ha desarrollado tanto en el ámbito académico, como el de la gestión política. La crisis económica le ha convertido, aún a su pesar, en uno de los personajes claves del momento actual

- Desde su posición de presidente del ICO, se ha convertido en el «banquero» del moda del panorama financiero español. ¿Hay algún sector que no le haya pedido dinero?

- Bueno, como sectores no han venido todos, gracias a Dios, porque no tendría capacidad para poder atenderlos, pero una de las funciones básicas del ICO es recibir a todos y ver cuáles son sus preocupaciones y mirar qué se puede hacer. La situación está complicada y de lo que se trata es de intentar paliar los problemas entre todos. Las iniciativas que hemos ido poniendo en funcionamiento desde el ICO nacen del propio diálogo con las entidades. Creo que ese diálogo es absolutamente imprescindible para poder tomar decisiones después.

- ¿Cuenta el ICO con los fondos suficientes para atender todo ese aluvión de peticiones?

- Vamos a ver, el ICO lo que tiene es el aval explícito del Reino de España y cuando salimos a los mercados siempre estamos operando con ese aval a la hora de captar fondos. Eso nos abre muchas puertas, porque si sólamente contáramos con la capacidad del ICO y con su buen hacer nuestro alcance sería muy limitado. En cualquier caso, los mercados están tan distorsionados en estos momentos que hasta algún país está teniendo problemas de colocación de su propio papel.

En ese sentido, España ha acumulado una buena trayectoria de gestión en los períodos anteriores y tenemos un nivel de deuda en términos de PIB muy bajo. Esta circunstancia nos da capacidad para captar recursos, y en cuanto a la capacidad de gestión, nosotros dependemos mucho de la entidades financieras y trabajamos mucho con ellas. Lo que hacemos es firmar convenios con las entidades que se quieran adherir a cualquiera de las líneas que creamos para que las distribuyan entre sus clientes y nosotros hacemos un control.

El trabajo se nos ha multiplicado por muchísimo, pero no es menos cierto que la ayuda de las entidades financieras es fundamental para nosotros. Cada año operamos, por término medio, con 200.000 clientes en cuentas del ICO, pero para el año que viene podemos llegar perfectamente al millón de transacciones. Es decir, si se cumplen las previsiones, vamos a multiplicar casi por cinco y lo mejor es que se cumplan esas previsiones porque querrá decir que el dinero que hemos programado va a su destinatario último.

- ¿Usted cree entonces que se está haciendo lo correcto y que vamos por el buen camino?

- Sí, es que no hay más opciones. Es lo que está haciendo todo el mundo. Creo que el camino es el correcto, aunque otra cosa es que la eficacia, el impacto de las medidas tarde en notarse. En este sentido me gustaría destacar, y no quiero que se entienda como un halago fácil, el papel de Pedro Solbes (vicepresidente Económico del Gobierno y ministro de Economía). Dentro de la desgracia de esta crisis una de las fortunas que hemos tenido es la de contar con alguien con la experiencia de Solbes. Lo digo porque es la única persona que ha tenido capacidad ejecutiva ante esta crisis y su prestigio internacional está fuera de toda discusión. Solbes está siendo muy criticado últimamente y me parece muy injusto.

- Otra queja que empieza a ser recurrente es que esa inyección de liquidez al sistema financiero está tardando en llegar en forma de créditos a familias y empresas. ¿Cuál es su análisis sobre lo que está ocurriendo?

- Creo que las necesidades de liquidez de la economía española son tan fuertes que la percepción es que no llega el dinero, pero el dinero está ahí. El dinero que se va subastando y se va colocando llega a las entidades financieras y lo utilizan de acuerdo con los criterios de eficiencia que tengan establecidos. La cuestión es: ¿cuál sería la situación en la que se encontraría la economía española si estas ayudas no se hubieran producido? Las entidades financieras si tienen un vencimiento están obligadas a pagar su deuda, como hace cualquier empresa. Es un tema de pura supervivencia. La liquidez que se está inyectando va llegando, aunque a lo mejor no al ritmo necesario.

El problema es que las necesidades de liquidez son muy altas. Ahora vamos a poner en funcionamiento la línea de liquidez dotada con 10.000 millones de euros, que es una cantidad relativamente pequeña para las necesidad que hay, pero que representa el 1% del PIB español.

- El sistema financiero internacional ha quedado muy tocado. ¿Podemos esperar alguna sorpresa desagradable en forma de quiebra de alguna entidad financiera española?

- Yo creo que no. Las entidades financieras españolas han estado más controladas que cualquiera y están mejor capitalizadas que casi todas las entidades del sistema financiero europeo. Tienen también más dotaciones de reservas que ninguna entidad europea y, en general, han estado bien gestionadas. Todo esto es verdad, pero además en la última reunión del Ecofin hubo un compromiso para no dejar caer, o mejor dicho, para apoyar a las entidad financieras porque el coste de la quiebra de Lehman Brothers ha sido tan tremendo que es muy complicado que los países dejen caer ahora a una entidad grande puesto que el coste lo paga todo el sistema en términos de desconfianza.

- Los peores augurios dicen que el paro puede dispararse hasta los cuatro millones de personas el año que viene y que la situación general de la economía todavía será peor. ¿Cuáles son sus previsiones?

- En estos momentos los escenarios que están dibujando los organismos internacionales, y el propio vicepresidente Solbes lo ha comentado, sí parecen apuntar a una caída un poquito más acentuada de la actividad que en este último semestre de 2008. De todas formas, yo creo que el escenario negativo que estamos viviendo viene derivado en un porcentaje muy alto de la falta de liquidez, de la falta de financiación.

Nuestra estructura empresarial ha mejorado sustancialmente desde la crisis del año 93. Tenemos estructuras empresariales mejor gestionadas, más potentes, más internacionalizadas, más capitalizadas. No hay más que ver los datos, no es una opinión personal mía. ¿Qué es lo que está fallando?, pues que la Unión Monetaria en la zona del euro no tiene los mismos mecanismos de salvaguardia que cuando teníamos la peseta en España. Cuando empezamos a pensar técnicamente la eurozona pensamos que los problemas de financiación se habían resuelto para siempre porque lo que importaba era el agregado total: si la eurozona tenía superávit respecto al resto del mundo no había problemas, pero esta crisis ha demostrado que esto no era así y si uno de los socios de la eurozona atraviesa problemas puedes tener problemas de financiación dentro de la misma eurozona, como se está demostrando.

Esta crisis ha puesto de manifiesto que si tú te enfrentas a una crisis con un déficit por cuenta corriente muy fuerte y a una crisis de mercados financieros acabas padeciendo con una enorme dureza.

- ¿Cuándo cree que empezarán a mejorar las cosas?

- El problema que tenemos es la diferencia entre tasa de ahorro y tasa de inversión. En España ahorramos el 20,5% del PIB e invertimos el 30%. Eso significa que si tu ahorras menos de lo que inviertes te lo tienen que prestar. Es una cosa obvia y supone que, en términos netos, necesitaremos unos 100.000 millones de financiación. El tema es de dónde los sacamos con los mercados cerrados. Así, que para el año que viene lo que se prevé es una ajuste acelerado en el sentido de que subirá un poco la tasa de ahorro privada, pero caerá la pública.

Sin embargo, lo que va a caer rápidamente y se va a ajustar es la inversión. Probablemente, la inversión caerá del 30% al 25% o al 26% y cuando el ajuste se hace más rápido las necesidades financieras se reducen mucho. Así que yo creo que lo peor lo estamos viviendo ahora y probablemente a lo largo de los dos o tres próximos trimestres, pero en la medida en que el ajuste sea más duro y vayan casando necesidades de ahorro e inversión las condiciones se suavizarán, que es lo que yo creo que comenzará a verse en la segunda mitad de 2009.

- ¿Cómo ve el paisaje?

- Creo que el sistema financiero va a cambiar. Todos los productos nuevos, todos los procesos de apalancamientos tan grandes que se han vivido están condenados a desaparecer. Creo que va a haber una nueva estructura de precios, una valoración distinta de los riesgos y unos servicios más personalizados al cliente. Será un sistema financiero más técnico que el anterior. En el mundo empresarial, las actividades van a seguir siendo las que son, pero creo que habrá un reajuste empresarial, en algunos casos con procesos de concentración.