El desplome de los precios del petróleo, un fantasma para los productores que parecía ahuyentado para siempre hace sólo cinco meses, es hoy una realidad que empuja a Rusia a acercarse a la OPEP.

Una de las grandes incógnitas en vísperas de la reunión extraordinaria del miércoles próximo es hasta qué punto Rusia colaborará con los trece países miembros del grupo a la hora de recortar su bombeo para frenar la caída de los petroprecios.

La OPEP ha invitado a la cita argelina a sus principales competidores en el mercado a participar como observadores, tras instarles a colaborar también en el esfuerzo que supone reducir las ventas de "oro negro".

También se espera la participación de Azerbaiyán, Omán y Siria.

En la reunión del 24 de octubre en Viena, los ministros de la OPEP acordaron un recorte de 1,5 millones de barriles diarios (mbd), pero insistieron en que sólo controlan el 40% de la producción mundial, y que el 60% restante está en manos de sus competidores.

"No se puede esperar que la OPEP lleve sola la carga de restaurar el equilibrio", advirtieron en la declaración final de la reunión.

No es la primera vez que esto ocurre: a fines de 2001, cuando los precios cayeron con fuerza tras los atentados terroristas del 9 de septiembre, una reunión semejante en El Cairo concluyó con un recorte de casi 2 mbd, de los que 1,5 mbd fueron a cargo de la OPEP y 462.500 bd retiraron Rusia, México, Noruega, Omán y Angola.

De esos países que participan con frecuencia como observadores en las reuniones de la OPEP, Angola pasó a convertirse en miembro de pleno derecho en 2007.

En general, la participación de los observadores no suele tener efectos en el mercado porque rara vez se ha concretado en un compromiso común respecto a la producción y los analistas han manifestado su escepticismo también hacia Rusia.

"En el pasado, los compromisos de Rusia (de recortar su producción) sólo quedaron en el papel, salvo en 2001, pero también allí resultó que el recorte ruso fue sólo de la producción que de todas formas debía suspender en los campos paralizados por el frío", dijo a Efe Ehsan Ul-Haq, analista de la asesora JBC Energy.

No obstante, los expertos de la consultora no rechazan un cambio en la política rusa, que despierta ahora una gran expectativa.

Sechin asistió ya a la conferencia de la OPEP de septiembre en Viena, donde expresó el deseo de su país de colaborar más estrechamente con la organización, y en octubre el secretario general de la OPEP, el libio Abdalá El-Badri, fue recibido en Moscú por el presidente ruso, Dmitri Medvédev.

Sechin ha anunciado que presentará en Orán un memorándum de entendimiento para estrechar la cooperación con la organización.

El temor a que todo quede otra vez en palabras se hizo patente en una reciente declaración del presidente de la OPEP y ministro de Energía de Argelia, Chakib Jelil, en la que insistió en la necesidad de que el apoyo vaya acompañado por hechos.

"No es necesario un acuerdo para solidarizarse con países que tienen el mismo objetivo que nosotros (...) sólo tienen que cumplir con sus intenciones de reducción (de la oferta de crudo)", dijo Jelil en declaraciones que difundió la agencia argelina APS.

En este contexto, el ministro consideró que lo mejor sería que países como Rusia entraran a formar parte de la OPEP.

Después de que el vicepresidente de la petrolera Lukoil, Leonid Fedún, abogara "por una integración más estrecha entre Rusia y la OPEP", Medvédev se mostró también dispuesto a colaborar más activamente.

Rusia se disputa con Arabia Saudí el primer puesto entre los productores de crudo y dada su importancia para el sector, los mercados seguirán atentamente los acontecimientos en Orán.