La Casa Blanca y los demócratas del Congreso han alcanzado un principio de acuerdo sobre el paquete de rescate de 15.000 millones de dólares para la industria del motor, según fuentes legislativas.

El acuerdo, que todavía levanta reticencias entre algunos republicanos, contiene la creación de la figura de un supervisor o "zar", nombrado por la Casa Blanca, que vigilara el cumplimiento de los planes de viabilidad e incluso podrá forzar a las empresas del motor a ir a la bancarrota si no cumplen con su reestructuración.

La ayuda del congreso dará a General Motors y Chrysler un respiro financiero para seguir con sus operaciones, lo que les evitará tener que ir a la bancarrota este mismo mes o a principios del año próximo.

Ford se encuentra en una situación algo más desahogada y podría no necesitar participar del rescate del Gobierno, al menos en esta primera fase, según fuentes del sector.

Con esta ayuda, las automovilísticas podrán seguir operando hasta marzo, fecha en la que tendrán que pactar con el nuevo Congreso y el Gobierno de Barack Obama unos nuevos planes de viabilidad a largo plazo.

También dará a las empresas tiempo para poder renegociar las prestaciones sociales y laborales con sus sindicatos, así como sus obligaciones con sus propios acreedores.

En una rueda de prensa, el subjefe de Gabinete de la Casa Blanca, Joel Kaplan, dijo ayer que aunque las empresas del motor reciban ayudas, ello "no es licencia para que continúen con una mala gestión (empresarial) y malos planes de negocios".

El plan de rescate podría votarse pronto en la Cámara de Representantes, pero es poco probable que esto ocurra en el Senado, donde se necesita al menos el apoyo de diez senadores republicanos para que la medida llegue a buen puerto.

Existe la amenaza de que los republicanos puedan torpedear la votación en el Senado, donde los demócratas no tienen los 60 votos mínimos necesarios para superar las tácticas dilatorias de la minoría.

Sobre ese posible escenario, Kaplan insistió en que el proyecto de ley tiene suficientes salvaguardas y que la propia Casa Blanca ha insistido desde el principio de las negociaciones sobre la urgencia de la "viabilidad" del sector.

Una vez aprobado por el Senado, el proyecto de ley sería enviado al despacho presidencial, con el objetivo de que las empresas reciban el salvavidas la próxima semana y puedan mantenerse a flote al menos hasta marzo de 2009.

Para el 31 de marzo, los "trees gigantes de Detroit" deben detallar un plan de viabilidad a largo plazo, y el acuerdo prevé que se suspenda la ayuda a las compañías que no cumplan con los requisitos trazados por el plan de rescate.