Los presidentes de las compañías automovilísticas de Estados Unidos General Motors y Chrysler señalaron, durante su comparecencia ante el Senado para pedir ayudas económicas por importe de 34.000 millones de dólares (26.560 millones de euros), que podrían estudiar retomar las negociaciones sobre una eventual fusión entre ambas si eso facilita la concesión de estas ayudas.

El máximo responsable de General Motors, Richard Wagoner, se mostró dispuesto a considerar esta opción, al tiempo que señaló que las conversaciones que dieron comienzo a principios de año para una eventual fusión con Chrysler se pararon por la falta de acceso a la financiación de la firma con sede en Detroit.

Por su parte, el presidente de Chrysler, Robert Nardelli, apuntó, en sus declaraciones ante el Senado, que podría estudiar una unión con General Motors, aunque resaltó que su prioridad es salvaguardar el futuro de la compañía y de sus trabajadores.

Despidos

General Motors dijo ayer que en febrero despedirá a unos 2.000 empleados en tres plantas de Estados Unidos y Canadá ante el desplome de las ventas y la grave crisis económica que amenaza la supervivencia de la empresa.

Los despidos se producirán mediante la reducción de los turnos de trabajo en las plantas estadounidenses de Lordstown (890 empleados) y Orion Township (390) y en la canadiense de Oshawa (700 trabajadores).

En Lordstown, GM produce los autos Chevrolet Cobalt y Pontiac G5, mientras que en Orion Township se montan Chevrolet Malibu y Pontiac G6. En Oshawa se produce el Chevrolet Impala.

Los despidos coinciden con la publicación ayer en EE UU y Canadá de las cifras de empleo en noviembre. Estados Unidos perdió 533.000 puestos de trabajo, en tanto que en Canadá se evaporaron 71.000.

En ambos países, las pérdidas de puestos de trabajo fueron las peores en varias décadas y aumentan la sensación de que el sector del automóvil norteamericano recibirá ayudas públicas para evitar la eliminación masiva de empleos.