La división, el mal endémico del que siempre ha pecado el sector del mejillón, se ha cobrado una nueva víctima en la figura de la Plataforma de Distribución de Mexillón Galego (Pladimega) que ayer anunció el cese temporal de su actividad. La justificación no es otra que la caída de precios que se ha registrado en los mercados desde su nacimiento, algo que la Plataforma trataba de evitar pero que fue incapaz de conseguir pese a las movilizaciones, las cargas en los muelles y las paralizaciones de las descargas. De hecho, desde la propia plataforma aseguran que "esta decisión viene marcada por un cúmulo de causas, primando por encima de todas ellas, el actual precio del mejillón en el mercado"

La decisión del cese temporal se tomó ayer en una asamblea, abriendo las puertas a lo que definen desde la Plataforma como "la tan cacareada libertad de mercado" que volverá a regir en el sector. "Queda por ver ahora si, como preveían los detractores de Pladimega, su desaparición resuelve todos los problemas que vienen ahogando al sector", señalan.

Desde la plataforma, cuyo principal objetivo desde su creación era lograr que los mejilloneros alcanzasen por su producto un precio digno, reconocían al término de la reunión que "para vender el kilogramo de mejillón a los precios actuales no es necesario que exista ninguna entidad de estas características". Agradecen el apoyo incondicional que "desde el primer momento hasta hoy le han venido prestando todos los socios de las agrupaciones que la conformaron, compartiendo con ellos el sueño de unir a todo el sector" bajo un mismo objetivo.

Gestada a principios del verano por cinco de las principales agrupaciones del sector mejillonero (Socomgal, Amegrove, Cabo da Cruz, Opmega e Illa), Pladimega comenzó su actividad en agosto paralizando las descargas de mejillón con destino a fábrica. Con esta paralización se trataba de denunciar la entrada masiva de mejillón foráneo en distintas fábricas, el cual acababa siendo comercializado como producto gallego.

Nada más iniciarse las primeras movilizaciones impulsadas por la central de ventas y distribución, aparecieron las primeras diferencias internas entre el sector mejillonero, caracterizado por su eterna división. Las voces críticas fueron lideradas por la Asociación Virxe do Rosario de Vilaxoán y por la Federación Arousa y Norte, que cuestionaron el reparto de cupos que se pretendía imponer en la central, al considerar que se beneficiaría a aquellas agrupaciones con producción propia.

El mes de agosto ya se registraron los primeros incidentes en los muelles, especialmente en el de Vilanova, al lograr paralizar las descargas con destino a los cocederos. Pesca medió en el conflicto, pero tanto los integrantes de la propia Plataforma como los críticos llegaron a plantar a la Consellería.

El mes de septiembre los conflictos en los muelles se recrudecieron cuando las asociaciones críticas decidieron no paralizar las descargas de mejillón para fábrica. La actividad se iba a iniciar en el muelle de Vilanova el día 16 de ese mes, pero el fin de semana anterior estallaban tres artefactos explosivos en las dársenas de Vilaxoán, O Grove y Bueu, dañando instalaciones pertenecientes a las asociaciones más críticas con Pladimega.

A raíz de estos sucesos, la Guardia Civil tomó el muelle de Vilanova, donde se registraron cargas policiales y se apedrearon los camiones cargados de mejillón. Ante el cariz que tomaron los acontecimientos, Pesca logró sentar en una mesa a Pladimega y Federación Norte, los cuales alcanzaron un acuerdo para la comercialización del mejillón con destino a fábrica.

Lejos de calmarse la situación, la tensión regresó a los muelles cuando Pladimega decretó la paralización de descargas de mejillón con destino a los mercados italiano y francés.