En un principio estaba previsto que el congreso de Stuttgart fuera un mero paseo para Merkel, cuyo liderazgo es no se discute en el partido, y que la cita con las bases sirviera únicamente para lanzar una señal de fortaleza y unidad de cara al año electoral 2009.

Sin embargo, la crisis financiera mundial ha sacudido los planes y ha puesto a prueba la capacidad de liderazgo de la canciller.

Mientras que en Alemania sigue gozando del apoyo de la población -más por falta de alternativas, pues los socialdemócratas no logran salir de su crisis interna- su hasta ahora impoluta reputación en Europea ha empezado a tambalearse a raíz de su forma de gestionar la crisis actual.

"¿Sabe cómo la llaman a usted en la Unión Europea? ¡Madame No!", le reprochaba esta semana la líder del grupo parlamentario verde, Renate Künast, durante el debate sobre los presupuestos generales.

"Madame No" es también el título de un artículo que el semanario alemán "Der Spiegel" sacará en su edición de mañana coincidiendo con la apertura del congreso de la Unión Cristianodemócrata (CDU).

El citado artículo critica la pasividad de Merkel ante una crisis que ha constituido la primera prueba de fuego real durante su gobierno. Su titubeo ha llevado a que Alemania pierda influencia en el mundo, dice el semanario.

En las últimas semanas Merkel ha pasado por una lluvia de críticas desde afuera, una novedad para alguien a quien mandatarios y prensa extranjera han mimado en los últimos años como no lo ha hecho nadie dentro.

Incluso el motor franco-alemán está atravesando por problemas de funcionamiento que van más allá de las crisis puntuales, y aunque Nicolas Sarkozy mantiene su personal efusividad cuando hay fotógrafos presentes, apenas Merkel desaparece de su vista, el presidente francés dice sin tapujos lo que piensa de la canciller.

"Mientras Francia trabaja (contra la crisis), en Alemania se reflexiona", dijo, por ejemplo, esta semana tras una reunión con Merkel en París.

La afectada no se cansa estos días de defender su línea política y no sólo contra los críticos de Francia, el Reino Unido o la Comisión Europea, sino también de su partido, donde hay una facción que reclama alivios fiscales inmediatos que incentiven el consumo.

En una entrevista que publica hoy el dominical "Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung", Merkel insiste nuevamente en que no está dispuesta a habilitar nuevos fondos y sostiene que en la crisis actual el mejor remedio son programas "precisos, adaptados a las estructuras económicas de cada país".

A los correligionarios que exigen rebajas fiscales, Merkel responde que forma parte de su estrategia gubernamental hacer una gran reforma impositiva en la próxima legislatura.

De hecho, la moción principal que se debatirá durante el congreso de Stuttgart habla de rebajas impositivas para los sueldos medios a partir de 2010.

Tres asociaciones regionales, en cambio, piden no esperar hasta entonces.

Merkel por su parte advierte que no se debe mezclar una reforma estructural, que es necesaria, con medidas para combatir una crisis concreta.

"La reforma del impuesto sobre la renta no es una medida limitada en el tiempo que sirva para dar un impulso a la coyuntura, sino una reforma estructural", subraya en la citada entrevista.

En la segunda y última jornada del congreso, Merkel se someterá a su reelección como presidenta de la CDU, y pese que a lo largo de la cita puedan darse encendidos debates, nadie duda de que logrará un buen resultado.

Su propio listón está alto; en Dresde hace dos años obtuvo el 93 por ciento.