En un encuentro organizado por el Foro Cinco Días, Ocaña afirmó que, aunque es pronto para hacer previsiones para el próximo año, es "probable" que algunos países de la UE superen el 3 por ciento de déficit público, una situación en la que, reconoció, se puede encontrar España.

Ocaña justificó este hecho en el sentido de que no es conveniente "desmarcarse" de lo que hagan otros países del entorno europeo.

En su opinión, el Pacto de Estabilidad de la UE no excluye superar ese 3 por ciento, sino que lo que pide es que el país en cuestión explique cómo se piensa volver a una situación normal y cómo recupera la estabilidad de sus finanzas.

En este sentido, aseguró que si se supera esa barrera del 3 por ciento, no pasaría nada si se trata de una respuesta "razonable y adecuada" a una situación coyuntural.

El secretario de Estado subrayó que el déficit del próximo año es consecuencia de una política fiscal "activa" por parte del Estado, que hace que las cuentas públicas "se resientan".

Ocaña incidió en que el superávit de años anteriores no era un fin en sí mismo, sino que su objetivo era preparase para los "tiempos malos".

Por ello, continuó, ahora a la economía española "le conviene" tener déficit, como una respuesta adecuada, "porque lo necesitamos y podemos", tras haber sido "virtuosos" y haber ahorrado estos años.

Ocaña defendió el impulso de una política fiscal eficaz, que tenga en cuenta el hecho de que España no puede ignorar lo que hacen sus vecinos de la UE ni el BCE, con la adopción de medidas que vayan en proporción con lo que hagan los países de su entorno, para que la política fiscal sea activa.

Además, abogó por superar la crisis y, posteriormente, crecer de forma "sostenible y vigorosa", con el fin de salir reforzados con una nueva composición de la economía menos dependiente.

Asimismo, insistió en que no se deben tomar medidas estructurales que afecten al desempleo, como serían "la vuelta a los tiempos de planes de empleo rural o de creación de empleo público, que luego cuesta mucho deshacer".

Ocaña subrayó que el Gobierno no se plantea hacer ninguna modificación fiscal, y añadió que las medidas futuras tienen que ver más con el gasto público y con un ajuste "significativo".

En este sentido, recordó que la presión fiscal del Estado -que contabiliza los ingresos por impuestos y cotizaciones sociales en relación con el PIB- disminuirá este año dos puntos y medio respecto al 14,18 del PIB en que se situó en 2007, lo que supone que, según Ocaña, sea la presión fiscal más baja desde 1995.

Respecta a la adopción de medidas de apoyo al sector del automóvil, Ocaña indicó que se está preparando un plan en un contexto europeo, ya que "no tiene sentido que ningún país vaya por libre".

En cualquier caso, puntualizó que no sería un plan de rescate de este sector, sino de incentivar de alguna manera la I+D+i.

Sobre los Presupuestos Generales del Estado de 2009, aseguró que sí se ajustan a la realidad económica y que son una respuesta apropiada, "tanto más en contexto de menor crecimiento".

En su opinión, las cuentas estatales del próximo año son "austeras, apuestan por el gasto productivo y por la protección social".