La entrada masiva de granito elaborado procedente de China ha sembrado la voz de alarma entre la industria granitera gallega, que ve "impotente" como este material, más barato y "de peor calidad" que el que se extrae y elabora en la comunidad, está acaparando la mayor parte de la obra pública que se licita. Las empresas avisan de que las importaciones de piedra china se multiplicaron por cuatro desde finales de 2003, al pasar su valor de 10,4 millones de euros a casi 46 al cierre de 2007.

La Asociación Gallega de Graniteros (AGG), entidad que agrupa a las principales empresas del sector, asegura que este granito tiene un coste dos veces inferior al nacional debido a los bajos salarios en este país y a la escasa inversión en seguridad laboral y protección del medio ambiente. Esta organización reclama a las administraciones públicas que no sólo tengan en cuenta criterios económicos a la hora de contratar los materiales, sino los sociales.

La obra pública representa aproximadamente el 80% del negocio de la industria gallega del granito, no por número de contratos, sino por volumen. "Estamos hablando de obras que superan en muchos casos los 50.000 metros cuadrados de espesores", explica Fernando Varela, presidente de la AGG. Además, la crisis que atraviesa la construcción por la caída en las ventas de viviendas ha forzado a las empresas a centrarse todavía más en la obra civil. No obstante, el sector asegura que el granito chino está absorbiendo la mayor parte de los contratos. "Hay decenas de casos: el aeropuerto de Barcelona, el de Málaga, el metro de Sevilla, la biblioteca del gobierno foral de Navarra, etc.", enumera Varela.

Los graniteros denuncian también que en algunos casos las prescripciones de obra sí recogen materiales nacionales, que después se sustituyen para ahorrar en costes. "De alguna forma se distorsiona el proyecto en el transcurso de las obras", apunta Varela. Este empresario asegura que los materiales procedentes de China son más endebles que los fabricados en Galicia, y que al cabo de los pocos años hay que sustituirlos. "Y eso lo pagamos todos", añade. Pone como ejemplo lo ocurrido en el aeropuerto de Barcelona (El Prat), donde hace unos años se colocaron 180.000 metros cuadrados de material que "después se tuvo que levantar".

La AGG recuerda que la Comisión de Responsabilidad Social del Congreso recomienda en estos casos incluir cláusulas sociales en los pliegos de contratación de las obras públicas, en consonancia con lo que plantea la Unión Europea en su Libro Verde.

La mayor parte del granito chino entra en la Península a través del Puerto de Valencia, y desde ahí se distribuye al resto de comunidades. Los precios para el metro cuadrado de este material rondan entre los 8 y los 12 euros el metro cuadrado, menos de la mitad de lo que cuesta en los aserraderos gallegos. "Roza el dumping social, y además tiene un efecto contaminante en el sector, ya que las empresas se han visto obligadas a reducir sus precios al máximo", argumenta Varela.

Este sector factura en Galicia en torno a 380 millones de euros al año y emplea a 2.900 trabajadores. La capacidad productiva instalada en las empresas que forman la AGG permite que cada año se transformen en la comunidad autónoma más de 1 millón de toneladas de bloques de granito, procedentes de las canteras nacionales y de la importación de otros países.