Las condiciones y garantías que bancos y cajas de ahorros exigen ahora a las familias para contratar las hipotecas suponen, según una expresión recogida en el sector financiero, un regreso a los tiempos anteriores al frenesí inmobiliario y crediticio de estos últimos años. Se acabó lo que pudieron hacer más que unos pocos ciudadanos en ese tiempo: conseguir con relativa facilidad préstamos por importes equivalentes al 120% del valor de tasación de la vivienda, dinero suficiente para pagar al vendedor, costear el papeleo y, por ejemplo, comprarse un coche. En Galicia, como en el resto del mercado español, el límite está puesto ahora en el 80%. Rara vez se sobrepasa y cuesta trabajo a avalistas persuadir a la entidad para alcanzarlo.

Esa práctica bancaria, arraigada desde hace meses, coincide con otras limitaciones referidas, por ejemplo, a los plazos. Hasta no hace demasiado, bancos o cajas llegaban a autorizar préstamos a más de 30 años sin demasiadas cautelas sobre la edad del solicitante. Es una práctica que, además, se intensificó cuando, a partir de finales de 2005, el Banco Central Europeo (BCE) cambió su política de tipos de interés bajos, éstos empezaron a subir y lo hizo también el Euribor. Entonces, la entidades financieras movieron pieza y lanzaron ofertas con plazos más largos para diluir los efectos sobre la cuotas mensuales. Era el tiempo en que la consigna frecuente para los directores de sucursales era que había que captar más clientes, dar más hipotecas, prestar más. Más madera en un mercado que, a escala gallega, alcanzó en 2007, con la firma de casi 44.500 hipotecas para viviendas, un valor total superior a los 5.300 millones de euros.

Ahora hay otro control. Las hipotecas a 40 años sólo son posibles si el titular de la vivienda tiene menos de 35 y, de hecho, el plazo medio contratado está bajando, como muestran informaciones recientes de los registros de la propiedad. Para el caso de Galicia, la duración de los nuevos préstamos se ha frenado en 2008 y la media está en los 23 años (276 cuotas mensuales) mientras que antes las entidades gallegas llegaban a ofrecer hipotecas a 50 años.

El Euribor también ha cambiado y encarecido los préstamos durante los últimos tres años, pero poco o nada se ha resentido su condición de referencia abrumadoramente mayoritaria de las hipotecas. La tasa se calcula como un promedio mensual de los tipos de interés a los que se prestan dinero las entidades financieras europeas unas a otras en el llamado mercado interbancario. El preferentemente utilizado en el mercado hipotecario es el Euríbor a doce meses, esto es el tipo medio de las operaciones entre bancos que tienen un plazo de devolución de un año. No es la única referencia que se usa para actualizar las hipotecas. En España se emplea también el IRPH (índice de referencia de préstamos hipotecarios), que es una media de los tipos que aplican los bancos y cajas de ahorros en la concesión de préstamos con plazos superiores a tres años. Actualmente el Euribor se encuentra en el 4,355% mientras que el IRPH está en el 6,265%.

Sin embargo, el IRPH es históricamente algo más elevado que el Euríbor, aunque más estable. Aún así, en Galicia la proporción de nuevas hipotecas que utilizan esta referencia representan en torno al 2% del total ( mientras que la media del país es del 7,22 %). Entre los préstamos firmados en el segundo trimestre prácticamente el 90% de ellos incluye la actualización anual conforme al Euríbor (más un diferencial cuya media puede ser de 0,50 puntos).

Portavoces de entidades que operan en Galicia aseguran que en los últimos tiempos las condiciones para acceder a un préstamo para la compra de vivienda se están endureciendo y que se están ofreciendo hipotecas al Euribor más un diferencial de 0,80 puntos o incluso 1 punto.

La morosidad de_las tres entidades financieras gallegas supera el 2%

La crisis económica se ha convertido en uno de los mayores problemas de las entidades financieras pues ha supuesto que la morosidad de las dos cajas gallegas -Caixa Galicia y Caixanova- y el Banco Pastor supere el 2%.

Estos datos parecen dar la razón a la restricción del crédito que reconoce la banca y al endurecimiento de las condiciones para obtener préstamos para adquirir una vivienda.

Aunque la tasa de mora en Galicia no es tan alta como la media del Estado, la banca gallega ha sufrido importantes incrementos como consecuencia de las dificultades económicas derivadas de factores como el paro o la subida de la inflación.

De las entidades gallegas, el Banco Pastor es el que ha registrado una mayor tasa de mora en lo que va del presente ejercicio, al subir al 2,6%, 1,9 puntos más que el índice contabilizado en 2007.

Mientras, la morosidad en Caixa Galicia llega al 2,4%, lo que representa un importante incremento respecto al mes de abril de este año, en el que el riesgo de impago era del 1,27%, con lo que prácticamente se ha duplicado.

La tasa más baja de mora de las entidades gallegas corresponde a Caixanova, con un 2,36 por ciento en el tercer trimestre del año, 1,05 puntos por encima de los impagos registrados entre abril y junio.

De todas fomas, las cajas gallegas se encuentran varias décimas por debajo de los índices de morosidad de las del resto del Estado, donde se registra una tasa media del 2,92 por ciento. Lo peor puede estar por llegar pues los expertos aseguran que el paro provocará el aumento de la mora.