-¿Cómo valora la actual coyuntura económica?

-El problema está en el sector de la construcción que fabricaba 800.000 viviendas y ahora hará 312.000. Es un sector que tiraba de los muebles, del textil, de los electrodomésticos, de plaquetas, de baños... La construcción es un máquina de generar puestos de trabajo y sinergias impresionante. Esto, evidentemente, nos va a afectar de manera muy importante. No definiría la situación ni como crisis ni como recesión o desaceleración, sino como un fuerte ajuste.

-¿Qué es lo que se puede hacer a partir de ahora?

-En un mundo global todas las puertas están abiertas. Por ejemplo, en toda la zona de Natal (Brasil) y Santo Domingo la construcción va muy bien y entonces hay que ir donde cada sector esté en alza.

- ¿Va a ser duro este ajuste?

-Muy duro, intenso y muy potente. Creo que va a durar un mínimo de dos años en los que vamos a ver muchos procesos concursales y muchas caídas de empresas. Pero también pienso que va ser un momento de oportunidades para muchas empresas. Cuando existe excesiva oferta en un determinado sector, los empresarios se tienen que plantear hacer algo distinto para tratar de vivir en esta época más dura cuando el consumo está por los suelos.