OTR / Press / Londres / Washington

Poco han durado los suspiros de alivio en los mercados internacionales de energía y, particularmente, en los de petróleo. Ayer el crudo volvió a encaramarse en precios máximos, por encima de los 138 dólares los barriles Brent y Texas, pese al anunciado aumento de la producción de Arabia Saudí. En esta ocasión, la culpa la tiene el dólar estadounidense, cuya debilidad frente al euro invirtieron la bajada registrada anteriormente con la previsión de más petróleo en el mercado.

La publicación de los datos de la Reserva Federal de Nueva York, que mostraron una contracción de la actividad manufacturera en el citado Estado durante junio, debilitó el dólar y, en consecuencia, el efecto cadena prosiguió con un nuevo repunte de los precios del petróleo. Así, el barril Texas, de referencia en Estados Unidos, subió por encima de los 138 dólares (138,60) cifra que también superaba a media tarde el Brent (138,16), mirado con lupa en Europa.

Anteriormente, los precios del crudo habían caído después de que el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, dijera durante el fin de semana que Arabia Saudí, el mayor exportador mundial, estaba listo para aumentar su producción a 9,7 millones de barriles por día en julio. De confirmarse, supondrá su segundo incremento en pocos meses y un lanza de 550.000 barriles por día, hasta la mayor tasa mensual desde agosto de 1981.

El secretario de Energía estadounidense, Sam Bodman, reconoció que sería un "gesto significativo" por parte de Arabia Saudí, mientras que el ministro de Energía británico, Malcom Wicks, señaló que a muchos países de Occidente les gustaría ver "más producción". A su juicio, gran parte de la culpa de las últimas subidas la tiene que "la demanda está superando a la oferta".

Futuro

Los planes del régimen saudí coinciden en vísperas de que consumidores y productores de crudo se reúnan el 22 de junio para encontrar una solución a los máximos alcanzados en los precios, y que han extendido las protestas en distintos sectores por Europa y Asia. En este sentido, varios analistas auguran que el aumento de la producción podría suponer una señal de que cundirá el ejemplo entre otros socios de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).