La Confederación Europea de Sindicatos calificó hoy de "inaceptable" el acuerdo alcanzado el lunes por los Veintisiete, con la negativa de España, entre otros países, sobre la directiva de tiempo de trabajo que permite ampliar la duración máxima de la jornada laboral hasta 65 horas semanales. CC.OO. y UGT se sumaron hoy a las críticas y, de hecho, esta última organización advirtió de que la aprobación del texto puede acarrear una confrontación "muy seria".

En el ámbito político, el PSOE ya ha iniciado contactos con sus socios europeos para tratar de frenar en la Eurocámara la directiva acordada, que tampoco contenta a IU y PNV.

El secretario general de la CES, John Monks, denunció el acuerdo alcanzado de madrugada porque, a su juicio, es "inaceptable". Por ello, reclamó que el Parlamento Europeo mejore la norma durante su segunda lectura, ya que de salir adelante supondría un nuevo punto de disensión entre trabajadores y empresarios. El secretario general de UGT, Cándido Méndez, manifestó desde Bilbao su "enorme preocupación" por el acuerdo de los ministros de Trabajo, que evidencia "un desenfoque lamentable en la orientación política de la Unión Europea".

Méndez lamentó que "es una respuesta equivocada a esta situación y es una respuesta equivocada a los problemas económicos, sociales y laborales que tiene la UE el pretender extender a todo Europa lo que antes era la opción de algunos países, particularmente Reino Unido". De esta forma, afirmó que la propuesta puede abocar "a una situación de confrontación muy seria".

Por su parte, el secretario de Acción Sindical de CC.OO., Ignacio Fernández Toxo, reclamó hoy que la Eurocámara ha de mantener "la posición de bloqueo". Y es que, en su opinión, la norma "retrotrae a tiempos absolutamente pasados de la historia de las relaciones laborales en Europa y España" y supone un incremento hasta "límites intolerables de la disponibilidad de los trabajadores y un ataque frontal a la negociación colectiva porque abre una vía cierta a la individualización de las relaciones de trabajo". "Va a impedir en la Europa moderna, del siglo XXI, una conciliación efectiva de la vida personal y laboral", alertó.

Oposición insufuciente

La directiva contó con la abstención durante el Consejo de Ministros de España, Bélgica, Grecia, Chipre y Hungría. Una oposición insuficiente que se quedó en minoría y que obliga a los países críticos a iniciar desde ya la ronda de contactos para tratar de lograr apoyos. El PSOE comenzó hoy las conversaciones con el resto de partidos socialistas europeos para "formar un bloque" contrario, según informó la Ejecutiva Federal en un comunicado. No obstante, entre estos socialistas europeos se encuentran los eurodiputados del Partido Laborista británico, cuyo líder, Gordon Brown, es el principal impulsor de la iniciativa.

Precisamente el portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, José Antonio Alonso, afirmó que el proyecto bajo tramitación representa un "serio retroceso de las conquista sociales", una postura compartida también por el coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, que se preguntó a quién se le ha ocurrido "revisar los derechos laborales" en plena ratificación del tratado de Lisboa. Llamares advirtió de que, de salir adelante la directiva, la norma podría acarrear, por ejemplo, que los médicos no cobrasen las guardias.

Para el diputado del PNV y portavoz de Asuntos Laborales del Grupo Vasco, Emilio Olabarria, consideró que prolongar la jornada laboral hasta las 65 horas es una "verdadera agresión a los derechos de los trabajadores". En un comunicado, pidió al Gobierno que "bajo ningún concepto la ratifique ni la transponga al ordenamiento jurídico español, en el caso de que se acabe aprobando". En este sentido, pidió al Ejecutivo que trabaje con otros países para tratar de frenar esta "aberración jurídica".