El amarre de parte de la flota ha traído las primeras consecuencias negativas para las tripulaciones. Una semana después de que se iniciase el paro auspiciado por la patronal del sector, son varios los armadores que han recurrido a dar de baja a sus tripulaciones, especialmente a los extranjeros. Estos trabajadores han pasado ya a depender de las oficinas de empleo para tener derecho al subsidio de paro. Peor es lo acontecido en A Coruña o Burela donde los armadores han procedido al despido de tripulantes por "no presentarse en su puesto de trabajo del 1 al 5 de junio", según fuentes sindicales. Y esto ocurre después de que los armadores plantearan ante el Consello Galego de Pesca la exención de cuotas de la Seguridad Social. Las mismas fuentes afirman que son varios los marineros de Gran Sol a los que la armadora les retiene las ganancias de toda una marea, con lo que si cambian de barco o abandonan la embarcación en la que han venido prestando servicio, se quedan sin percibir salario.