La nueva fórmula para el reparto del poder en el Fondo Monetario Internacional (FMI), que aumenta en un 2,7 por ciento el voto de los países en desarrollo y también beneficia a naciones como España e Irlanda, debe ser ratificada aún por los Gobiernos, que tienen hasta el 28 de abril para expresar su parecer.

Sin embargo, tras el respaldo dado por el Comité Monetario y Financiero Internacional (IMFC, en inglés) en su reunión de hoy, el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, dijo en una rueda de prensa que "hay pocas posibilidades de que no alcancemos el 85 por ciento" del voto, que es el umbral necesario para la aprobación.

Presidió la sesión el ministro de economía italiano, Tommaso Padoa-Schioppa, quien afirmó que "la gravedad de la crisis (financiera) contribuyó a concentrar las mentes en la reforma del Fondo y a alcanzar un acuerdo".

Esa crisis fue el otro asunto principal de debate. En el comunicado que emitió al término de su reunión semestral, el IMFC alertó que existe el peligro de un empeoramiento del sector inmobiliario en Estados Unidos y los mercados de crédito.

El Fondo ha sugerido a Washington que use dinero público para mitigar los problemas.

"Mientras continúen cayendo los precios (de la vivienda), seguirán los problemas en los mercados financieros", dijo Strauss-Kahn, quien no quiso dar detalles de sus recomendaciones a Estados Unidos porque la intervención tiene que hacerla "el Gobierno y no el FMI".

En el comunicado del IMFC, que refleja la posición común de sus 24 integrantes, no se hace mención al tema.

El otro gran peligro para la economía mundial, a juicio del FMI, es la inflación, impulsada por los precios de la energía y las materias primas.

El alza de los alimentos en particular -de un 48 por ciento desde finales de 2006, según el Fondo- ha acaparado gran atención durante la asamblea conjunta de esa institución y el Banco Mundial, que concluirá mañana.

Strauss-Kahn señaló que si sigue el ritmo actual habrá "consecuencias terribles sobre la inflación".

"Cientos de miles pasarán hambre y los niños sufrirán malnutrición", afirmó el jefe del FMI.

Además, ocurrirán "trastornos" en el entorno económico y empeorarán los balances por cuenta corriente de muchos países, especialmente en África.

Sin embargo, el comunicado no ofreció ideas sobre cómo evitar el problema. El Fondo y el Banco Mundial han achacado gran parte de la subida de los alimentos al aumento de los cultivos de biocombustibles.

El Comité sí abordó en su comunicado el plan para tapar el déficit de 400 millones de dólares que si no se hace nada está previsto que registre el FMI en 2010.

Apoyó la propuesta de Strauss-Kahn de ahorrar 100 millones con un recorte de gastos y la reducción de la plantilla del FMI, y de crear un fondo de inversión con los beneficios de la venta de 403 toneladas de oro de las más de 3.000 que la institución atesora.

Respecto a la redistribución del poder en el Fondo, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Henry Paulson, pidió durante el debate una reforma del Consejo Ejecutivo, el directorio de 24 miembros que representan a los accionistas y que toma las decisiones del día.

Paulson propuso la reducción de las sillas a 22 para 2010 y a 20 para 2012, lo que requiere que renuncien a ellas los países de la Unión Europea, que designan o tienen gran influencia en el nombramiento de los ocupantes de 10 de ellas.

Padoa-Schioppa reconoció que la situación actual "va contra el sentido común", pero que hay "resistencia" a una silla común europea.

Strauss-Kahn hizo guiño a los europeos, al decir que según las normas del organismo su sede "tiene que estar en el país, y ahí hay un problema de definición, que sea el principal accionista, lo que puede dar algunas ideas". Una Europa unificada sería el mayor accionista del FMI.