El sector mejillonero gallego acordó, por mayoría, dar su apoyo al borrador de la Lei de Pesca de Galicia. Pero los enfrentamientos internos, la desmembración que padece el sector, su estado de crisis permanente y la dudosa legitimidad del voto delegado, que permite al presidente de una agrupación cambiar en último momento el sentir de sus socios, hacen que ese apoyo mayoritario sea un auténtico polvorín para el sector. De ahí que se registre ya una evidente sublevación que lleva a algunos productores a buscar apoyos políticos y sociales para rechazar o modificar ese proyecto legislativo.

Sus detractores quieren "que se garanticen los derechos históricos de los bateeiros", es decir, que se establezcan medidas para que un productor pueda quedarse con su batea aún a pesar de que al cabo de treinta años ésta tenga que salir a concurso, como exige Pesca.

Las concesiones se otorgan por tres períodos prorrogables de diez años cada uno. Las primeras bateas empezarán a caducar en 2018, y será entonces cuando, en caso de aplicarse la ley en fase de redacción, sea preciso sacar las concesiones caducadas a concurso, de forma que un bateeiro podría quedarse sin su parque y perder su medio de vida y sustento.

Lo que ocurre es que en ese concurso se establecerán una serie de baremos que sirvan para primar a los mejilloneros que compitan por una batea, restando posibilidades, por tanto, a personas ajenas al sector. Así se intenta evitar que multinacionales o empresarios sin trayectoria en la mitilicultura puedan apoderarse de los parques de cultivo flotantes.

Pero, aunque se primara a los bateeiros e incluso se dice que a posteriori se elaboraran decretos para ello, algunos quieren que en el articulado de la ley se incluyan condiciones específicas que ofrezcan las mayores ventajas al que ya es dueño de una concesión, es decir, se busca hacer que un bateeiro pueda quedarse con su parque de cultivo una vez vencida la concesión de 30 años.

Garantías

Con el borrador actual es cierto que el sector podrá seguir en manos del sector, o eso dicen los mismos que apoyan la negociación con Pesca, pero no se garantiza que cada bateeiro vaya a quedarse con su parque, denuncian los críticos.

Para conseguirlo y hacer que así se regule por ley, se ha iniciado una ronda de contactos con todos los grupos políticos del arco parlamentario y se estudia la posibilidad de organizar movilizaciones y pedir que se celebren plenos extraordinarios en todos los concellos, para recabar también el apoyo de las corporaciones, sobre todo en los concellos que viven directamente de la mitilicultura.

Esta sublevación está claramente liderada por la Asociación Virxe do Rosario, de Vilaxoán (Vilagarcía), aunque a medida que pasan las horas son cada vez más los productores de otras asociaciones, y de toda Galicia, que quieren seguir sus pasos. Esto hace que algunos incluso estén pidiendo la baja en sus asociaciones, disconformes con la postura mantenida por sus directivos en este conflicto.