La mayoría de los deportistas suele tener gran predilección hacia rituales y manías para ahuyentar la mala suerte, por estrambóticos que parezcan muchas veces. Quien más y quien menos se ha encomendado alguna vez en su vida a un amuleto, a una rutina o a un gesto que atraiga la fortuna aunque solo sea por el "por si acaso", porque ya se sabe que nadie cree en las "meigas", pero "habelas, hailas".

El talismán del Pontevedra CF esta temporada ha sido, sin duda, la segunda equipación azul. El equipo granate llevaba una muy mala racha como visitante y fue cambiar la camiseta negra por la azul y empezar a ganar a domicilio. De hecho, en su visita a la Gimnástica Segoviana en la antepenúltima jornada de liga, en ese momento un partido clave por la salvación, el equipo quiso utilizar su elástica fetiche pero el árbitro no lo permitió. A pesar de la insistencia, se tuvo que jugar de negro y se acabó perdiendo por un claro 3-0.

Casualidad o no, con la camiseta azul se ganaron todos los partidos fuera de casa, empezando por Navalcarnero (0-2), siguiendo por el Valladolid B (1-2) y acabando por el Atlético de Madrid B (0-2).

Pero la segunda equipación azul no ha sido la única superstición relacionada con la ropa del Pontevedra. El técnico, sin ir más lejos, recuerda que en los primeros partidos iba con ropa de calle y que en cuanto se pasó al chándal empezaron a ir mejor las cosas. Desde entonces, Luismi usó siempre la misma sudadera en los banquillos. Aunque reconoce estos rituales, el preparador insiste en que "no te puedes preocupar mucho por esto porque te acabas volviendo loco. Además, si todo dependiera de la suerte y de cosas como entrar con el pie derecho en el campo, ya hasta dejaríamos de entrenar. Al final lo único que marca la diferencia es el trabajo", recalca.

Entre los más supersticiosos, o los que más confiesan sus manías, está Edu Sousa. El portero sigue numerosos rituales antes de cada partido. Por ejemplo, utiliza el mismo calzoncillo, da un salto para entrar en el campo y siempre sale por el lateral del área, nunca por la frontal, entre otras cosas.

Pensar en la familia

Muchos futbolistas del Pontevedra reconocen seguir rutinas y tener incluso manías involuntarias, como confiesa David Goldar. Otros aseguran no ser nada supersticiosos, como Álex González, que dice no creer en la suerte.

Adrián León y Jesús Berrocal coinciden en que se colocan las espinilleras de una forma especial y el primero, además, se da un par de golpes antes de jugar y, si hace un buen partido con unas botas, trata de repetirlas en el siguiente.

Casi todos entran con el pie derecho en el campo, Iván Martín da varios pasos con la derecha y se santigua. A David Castro no le gusta salir al campo ni de primero ni de último.

Álex Fernández siempre habla con su familia antes de los partidos; si toca jugar fuera llama por teléfono. Pibe también piensa en su familia antes de un encuentro y Éder lleva a cabo varios rituales relacionados con sus seres queridos: tiene una cajita con papeles de su madre que lee antes de salir de casa, lleva una chapita de su abuela y reza antes de los partidos y también tiene como amuleto una pulsera a juego con otra que lleva su pareja.