Tuvo que sufrir hasta la última jornada, pero el Pontevedra logró la tan ansiada permanencia en Segunda B después de una temporada cargada de altibajos. El equipo granate, confeccionado en un principio para pelear por el play off de ascenso, entró en una dinámica negativa de la que le costó salir.

un muy mal inicio

El comienzo de liga del Pontevedra CF fue el peor del siglo. Además, con solo un punto en las primeras cinco jornadas, los granates no habían tenido unos números tan malos desde la temporada 1979-1980.

Ese comienzo lastró al conjunto de Pasarón, que había iniciado la competición con el objetivo del play off en mente y, después de cinco encuentros disputados, era colista, algo que no pasaba desde hacía 17 años. La plantilla no estaba preparada para verse en una situación de tanta presión y le costó mucho reaccionar.

fin de la era luisito

En la decimotercera jornada, después de perder en Talavera 2-1, Luisito presentaba su dimisión como técnico del Pontevedra. Era la séptima derrota que encajaba el cuadro granate este curso y el entrenador decidía poner su cargo a disposición de la directiva, que no aceptaba su dimisión, por lo que continuó al frente del equipo.

Esta especie de aviso del técnico hizo reaccionar al equipo, que mostró una mejoría en cuanto a juego en los siguientes partidos, pero no en cuanto a resultados. Cinco empates y una derrota después de esta "no dimisión" supusieron la destitución de Luisito, justo al acabar la primera vuelta.

apuesta por luismi

Cuando mucha gente esperaba un golpe de efecto, la directiva del Pontevedra supo mantener la calma y apostar por un hombre de la casa para intentar sacar la situación adelante. Así, Luismi Areda, entonces al frente del equipo de División de Honor Juvenil, se hacía cargo de la primera plantilla.

Lo que en un principio pareció una decisión provisional (incluso se barajó el nombre de algún que otro técnico para ocupar el banquillo de Pasarón), se acabó convirtiendo en la solución a los problemas del conjunto pontevedrés.

Luismi supo transmitir su experiencia como futbolista en el propio Pontevedra a la plantilla, se ganó su confianza, apostó sin reparos por jugadores de la cantera como Juan y Jesús Barbeito, Pacheco y Lezcano, sobre todo en la Copa Federación, y lo más importante: supo lidiar con un vestuario psicológicamente tocado y recuperarlo en el tramo decisivo de la competición.

acierto en los refuerzos

Nacho López, Darío Flores y Éder llegaron en el mercado invernal y dieron un aire nuevo al equipo. Llegaron sin la presión que tenían sus nuevos compañeros y consiguieron transmitirles calma y confianza en sus posibilidades.

Nacho López aportó sobriedad en la banda derecha, Darío Flores, calma y experiencia en defensa, y Éder, goles y chispa en ataque.

campeón de copa

Es un título secundario, pero la Copa Federación fue una inyección de moral para la plantilla granate. Ir superando eliminatorias le fue dando la confianza que le faltaba en liga y le hizo creer en sus posibilidades y en su talento individual.

Sobre todo las victorias a domicilio, especialmente el 0-1 ante el Ontinyent en la ida de la final, fueron un factor muy importante a nivel mental para el conjunto de Pasarón.

buena segunda vuelta

De las once victorias que sumó el Pontevedra esta temporada, siete las logró en la segunda vuelta. La reacción del equipo en la segunda mitad del campeonato de liga fue fundamental para alcanzar el objetivo de la permanencia, especialmente en un tramo final en el que rompió varias rachas negativas que le habían perseguido durante todo el curso: remontó partidos, ganó sobre césped artificial, venció por la mañana, se impuso a rivales directos y, lo más importante, se volvió a sentir cómodo a domicilio. Victorias como la de Valladolid o la última en casa del Atlético de Madrid B fueron determinantes para lograr la permanencia.