Hace tres años, el Poio Pescamar estableció un vínculo con Japón al firmar a prueba durante dos meses y medio a la jugadora Chihiro Uematsu. Finalmente, esa experiencia no se concretó en la permanencia de la jugadora nipona. Pero ahora, el equipo conservero ha vuelto a tirar de ese vínculo con el país Oriental. Ayer, otra Chihiro, en este caso de apellido Tanaka, fue bienvenida en el vestuario de A Seca.

La llegada de la futbolista japonesa fue un empeño personal de la propia cierre nipona. De 25 años y asentada en su país (juega en el Bardral Urayusu, uno de los mejores equipos de Asia y es una habitual de la selección), Chihiro decidió hace meses que quería probar su nivel en España, una de las mejores ligas del mundo. Y el Poio Pescamar era, para ella, un destino ideal.

"Tenía muy buenas referencias de nosotros. Ha seguido varios partidos por la televisión, como la Final de la Copa Galicia, y el ambiente que se vive, le decidió a dar el paso. Para nosotros es un orgullo, somos un pueblo pequeño y hemos llamado la atención", expresa el presidente del cuadro rojillo, Juanjo García.

Chihiro llegó la pasada semana a Barcelona con un permiso de turista y se volvió a poner en contacto con el Poio Pescamar, que aceptó su propuesta ante el currículum que presenta la jugadora y la "enorme ilusión" que tiene la futbolista.

Tanaka, que jugó la última Copa de Asia con su país, estará ahora un mes a prueba. Entrenará día sí, día también, con el equipo rojillo. Pero su visado no permite que pueda fichar, como sí sucedió con las brasileñas Daniella y Giselle.

Pese a ello, si convence al cuerpo técnico y ella se adapta a un equipo en el que ayer ya fue bien recibida por sus compañeras, regresará. Lo hará tras pasar de nuevo por Japón y solicitar el Poio su pase, en un viaje de Chihiro que todos esperan que sea de ida, pero con vuelta abierta.