Pudo ser peor. Mucho peor. Y ese debe ser el mayor consuelo para el Pontevedra y su gente, que vieron cómo de Pasarón voló una nueva oportunidad de coger aire en la lucha por el descenso. Sin embargo, el equipo lerezano recuperó una de las últimas vidas que le quedan en esta pelea de la permanencia y, ayudado por el resto de resultados, mantiene intactas sus opciones, aunque con menos margen de maniobra.

La cabeza salvadora de Darío Flores apareció en los instantes finales para dar un punto agónico al equipo, que en otro contexto hubiese sido celebrado como una victoria. Entonces, el Pontevedra se creyó incluso que podía alcanzar la victoria y remó hacia ella, pero no le llegaron ni las fuerzas, ni el fútbol.

Lo cierto es que por momentos, el partido pareció pintar muy bien para los intereses granates. El equipo local fue mejor tras el ecuador de la primera parte y salió de los vestuarios espoleado y en avalancha. Pero el segundo tanto foráneo, de Cidoncha, mató a los jugadores locales. La precipitación se contagió en las filas lerezanas y tan solo el milagro de Darío en un gran balón puesto por Mouriño desde la esquina izquierda permitió al Pontevedra no irse de vacío.

El Pontevedra planteó un choque para jugar con vértigo y trasladar el balón hacia tres cuartos de campo, donde sabía que podía hacer daño a una Ponferradina peculiar con su dibujo 3-3-3-1. Álex Fernández bajaba atrás para suplir a Goldar. El lugar del mediocentro ourensano lo ocupaba Kevin Presa, de nuevo titular tras su lesión. Y para acompañar al ponteareano, Jesús Barbeito, que debutó en el once inicial aprovechando la sanción de León.

Mientras, Jorge Hernández flotaba en la mediapunta, Éder volvía a ejercer como boya y Lezcano le acompañaba en la vanguardia, con las bandas para Marcos y Álex González.

Dominio alterno

El planteamiento tenía lógica. Sin embargo, la Ponferradina salió muy bien. El equipo berciano lograba circular bien en el balón en un césped que dificultaba cualquier acción que no fuese jugar por alto. Los de Terrazas acumulaban gente por dentro, pero en cuanto lograban desplazar a la banda, lograban superioridad por el carril. Sin embargo, las llegadas no llegaban ni a ocasión.

Poco a poco, el Pontevedra fue tomándole el pulso al partido. Los granates comenzaron a tener más balón y la presión del rival no asfixiaba. El equipo local podía salir limpio y así encontrar a Jorge Hernández, el auténtico faro del equipo. Así comenzó a generar peligro el cuadro pontevedrés. Sin embargo, en una pérdida del zamorano, llegó la ocasión más clara del primer cuarto de partido. Yuri recibió un balón largo solo ante Darío. Le retó en velocidad y se revolvió para disparar dentro del área, pero a las manos de un Edu que estuvo seguro.

El susto no acongojó al Pontevedra, que siguió percutiendo sobre el área de Mandaluniz por las bandas y encontrando a un Jorge omnipresente que fallaba en la definición. Pero cuando mejor estaban los granates llegó el primer revés. En una contra fulgurante, Donoso recibió en la derecha y puso un gran balón al oportunista Yuri, que anotó en el segundo palo como tantas veces había hecho en Pasarón con la camiseta rival.

El tanto hirió al Pontevedra, pero en un córner casi con el tiempo cumplido, David Castro solventó un problemón para irse al descanso igualados. La Ponfe no acertó a despejar, Kevin empaló una volea en semifallo y este error se convirtió en asistencia para el cuntiense, que acertó a colocar el balón por el único hueco posible.

El tanto espoleó al Pontevedra, que salió mejor todavía tras el paso por los vestuarios apoyado por el cambio de sistema a 4-2-3-1. Comenzó entonces una avalancha de los granates, que castigaron cada pérdida rival y llegaron en oleadas. Lo intentaron González y Jorge primero desde fuera, y luego Kevin y Marcos Álvarez con mucho más peligro. Era un bombardeo, pero el que acabó haciendo explotar todo fue Cidoncha. En un córner, le ganó dos veces la partida a Darío y remató a gol. Quedaba media hora, pero el cuadro granate acusó el golpe y los cambios no le ayudaron a nada. La Ponfe perdonó la sentencia pero tenía el partido en el bote hasta que Darío irrumpió por los aires y logró un milagroso tanto que no da una nueva vida, pero al menos permite recuperar una casi perdida.