La vida depara de vez en cuando algún que otro tramo de crisis personales o depresión. En esos momentos, es cuando uno puede hundirse y abandonarse a su suerte o luchar y tratar de recuperarse. Y para procesar esta segunda opción, un buen remedio suele ser lanzarse al calor del hogar.

El cariño de la familia es fundamental y eso bien lo sabe un Pontevedra que llegó a sentirse incómodo en casa hace unos meses, pero ahora ha iniciado su particular renacimiento amparado en su morada, donde se ha agigantado, parece que ya puede contra todos y ha recuperado parte de la mística que envolvía a Pasarón el pasado curso.

Buena fe de ello dio el Racing de Ferrol, que acudió al feudo de la ribera del Lérez con la esperanza de vencer e iniciar su particular remontada. Sin embargo, salió de la capital pontevedresa escaldado y todavía más hundido, sobrepasado por el fulgor de su rival.

Pese a todo, el choque comenzó muy trabado. El respeto se respiraba en cada acción. El Racing de Ferrol sabía que tenía que ganar y con esa impaciencia quiso jugar el Pontevedra, en el que Luismi sorprendió con un cambio de sistema más propio de la anterior etapa de Luisito. Darío Flores entraba en escena por primera vez en la liga y el cuadro granate volvía a los tres centrales y dos carrileros.

Con mayor protección a la figura de Edu, el equipo lerezano se sintió más seguro y confiado para lanzar una presión asfixiante y cortocircuitar al Racing de Ferrol en cada acción. El equipo de Ricardo López llegaba al choque con poco oxígeno y el Pontevedra quiso sacárselo a base de zarpazos.

Los ex granates Trigo y Abel Suárez naufragaban ante la agresividad de Álex Fernández y Adrián León, capitanes generales en el centro del campo bien escoltados en su vanguardia por Añón y Jorge Hernández.

El Pontevedra tejía una tela imposible de traspasar y tan solo Pablo Rey encontraba algo de clarividencia para que su equipo avanzase metros a duras penas. Así, en una presión en primera línea, Trigo perdió un balón y Añón lo recogió para encarar a la defensa, hacerse hueco y disparar. Su chut se fue a las manos de Mackay.

Robar y golpear

Fue un primer aviso de lo que estaba por llegar. Poco después, el Pontevedra sí acertó. Álex González y Jorge Hernández tendieron una emboscada al veterano debutante Seoane. El primero robó y cedió para el segundo, que se fue vertical hacia la portería con un gran slalon, buscó el perfil y desde la semiluna colocó un disparo raso, no demasiado potente pero muy ajustado al palo izquierdo de Mackay, que no llegó para atrapar el esférico.

Con el 1-0, el Racing no reaccionó. El equipo departamental siguió intentando hilar juego, pero el Pontevedra no rebajó ni la intensidad ni la línea de presión. No cedió un ápice de terreno y siguió controlando sin llevar totalmente la iniciativa. Aunque con el balón estaba acertado, como demostró en el segundo tanto. Nacho sacó de banda, Iván Martín buscó a Jorge, que le devolvió la pared con un gran pase para dejarlo solo ante el meta. Nano llegó antes al esférico y despejó con problemas, pero el balón le cayó a Álex González, que no se lo pensó y conectó de primeras un gran chut que acabó colándose por el mismo sitio que el anterior tanto.

Ya con el 2-0, el Pontevedra supo controlar perfectamente a un Racing indolente. Su banquillo buscó la reacción tras el descanso agotando todos los cambios en el intermedio, pero lo que llegó fue el tercer tanto del Pontevedra. Esta vez, en el registro de contraataque. Álex González se lanzó un autopase ante Armental, Churre le fue a tapar y el cántabro encontró solo a Jorge dentro del área, que tuvo el temple para encontrar sin ángulo a Iván Martín, que de primeras fusiló por el palo corto a Mackay.

El Pontevedra tenía el partido controlado y entonces sí replegó velas buscando protegerse y arañar al contragolpe. Llegaron los mejores minutos de los verdes que rondaron el gol con un chut al palo de Beitia. Joselu pudo recortar distancias, pero Edu sacó una mano prodigiosa para detenerle el penalti por mano de Nacho. Ayer era el día del Pontevedra, que logró una victoria redonda que le distancia a ocho puntos del Racing y le mantiene fuera del peligro de play out.