Viendo las plantillas y los logros de campañas anteriores en Pontevedra y Ferrol, pocos expertos se atreverían a pronosticar un derbi tan agónico como el que este domingo se va a presenciar en Pasarón. La batalla que propone la jornada 26 de liga estaba en la mente optimista de ambas aficiones como aquella en la que se pondría en juego quizás un puesto de play off o el cetro gallego de la categoría. Pero el fútbol no tiene memoria ni sabe de pronósticos y hoy la realidad es mucho más negra que cualquiera de la ensoñaciones de directivos o aficionados.

Desde hace ya varias campañas la afición del Pontevedra tiene fijado el derbi gallego contra el Rácing de Ferrol como el partido de mayor rivalidad de la temporada. A la rivalidad autonómica se une además el elemento deportivo, ya que en un principio los dos clubes pelean por los mismos objetivos. Por tal motivo suelen coincidir en gustos a la hora de fichar y seguir jugadores.

No es de extrañar por tanto encontrar en las dos plantillas a los denominados "agentes dobles", es decir, futbolistas que a lo largo de su carrera han militado en ambos conjuntos y que el domingo en Pasarón se van a enfrentar contra parte de su pasado.

El caso más claro de este derbi autonómico lo tenemos precisamente en Pontevedra en Marcos Álvarez. La historia del centrocampista con la camiseta verde va más allá de la fugaz aventura de una temporada. El de Ortigueira es un fruto de la cantera ferrolana y con su primer equipo disputó más de doscientos partidos entre la Segunda División B y el año en el que consiguieron el ascenso desde Tercera División. De su última campaña en la ciudad departamental (2015-2016) todavía quedan en el equipo jugadores como Joselu, Pablo Rey, Víctor Vázquez, Nano o Mackay.

También tendrá un componente especial el encuentro del domingo para dos futbolistas hoy bajo las órdenes de Ricardo López. Se trata de los centrocampistas Abel Suárez y Jacobo Trigo, dos piezas fundamentales en el curso pasado con el Pontevedra para alcanzar los play off de ascenso que hoy viven en el Norte de Galicia la cara B del fútbol tras las mieles de hace poco más de medio año. El canario se ha asentado ya en el equipo tras llegar en enero procedente del Burgos. Mientras que Trigo, que pidió salir en invierno, se ha visto relegado al banquillo en las dos últimas jornadas en ese intento de los de A Malata de reconducir una situación deportiva que se va enquistando por momentos.