El Pontevedra cayó en el Nuevo Matapiñonera ofreciendo una imagen pobre en su visita al norte de Madrid. El delantero Carlitos aprovechó un error defensivo tras una jugada de ataque visitante, impidiendo que los de Luismi se volvieran con algo más que malas sensaciones en el vigésimo quinto partido del año.

Si algo está claro es que las visitas no son la especialidad del Pontevedra, de hecho ya hace una vuelta completa que los granates no ganan lejos de Pasarón, pero la imagen dada hace siete días ante el líder Fuenlabrada no tuvo nada que ver con la que se dio ante el Sanse. Y eso quedó claro desde el principio, ya que cuando apenas se habían jugado diez minutos de partido sobre el césped artificial del estadio de Matapiñonera, el equipo empezó a diluirse. Prácticamente desde el principio se le vieron las costuras al equipo pontevedrés, que volvió a mostrar una imagen pobre ante un Sanse que se limitó a mantener la posesión y sobre todo, a aprovecharse de la inoperancia gallega en ataque.

La mañana ya no comenzó bien con la ausencia de Edu Sousa en la portería. El meta intentó forzar en el calentamiento pero, como dice el de Tui, "tengo el compromiso suficiente con este equipo como para no estar si no estoy al cien por cien". Por tanto, Anxo defendió los palos por primera vez en liga y, como en la Copa Federación, transmitió seguridad a sus compañeros y estuvo acertado en las múltiples opciones en las que el Sanse creó problemas llegando a su portería.

A medida que el conjunto sansero empezó a crecer, el Pontevedra fue mostrando endeblez en muchos aspectos del juego, aunque quizá el más preocupante sea una muy lenta salida de balón que hace que la pelota nunca le llegue a los hombres de ataque del equipo granate. El de la matinal del domingo en Madrid fue un ejemplo más, y es que Iván Martín no tocó el balón ni una vez para rematar a la meta del franjirrojo Diego Barrios, al que apenas se le puede recordar una intervención.

A pesar de todo, el equipo de Luismi Areda se mostró convencido en la primera parte. De alguna forma se asomó a la portería de Diego Barrios y aunque no lanzó, merodeó el campo de un Sanse al que únicamente le interesaba mantener la posesión. Un cabezazo del Castell metió el miedo en el cuerpo al Pontevedra, pero Anxo se estiró provindencial para evitar el gol cuando parte de la grada de Matapiñonera cantaba el tanto, de poco valía esa parada puesto que el colegiado señaló fuera de juego. Testarazo y saques de esquina aparte, el cuadro madrileño tampoco mereció nada más en esa primera parte ante un Pontevedra que llegó al descanso muy ordenado y quizá algo cansado.

Y precisamente ese cansancio se notó en el segundo tiempo. Lo notó Álex Fernández, que apenas duró cinco minutos sobre el terreno de juego y se retiró lesionado, y lo notó también un Pontevedra que no fue capaz de poner en problemas ni a Miguel Muñoz ni a Nandi, centrales locales que se encontraron cómodos en un partido plácido.

Mientras que Prosi y Jorge Hernández intentaban hacer llegar balones a la zona ofensiva, el despeje de una falta lateral mal puesta en juego por el ex del Burgos, hizo que Carlitos se hiciera con el balón en una contra casi en solitario. Las ayudas visitantes no llegaron y Nacho López hizo lo que pudo para evitar la cabalgada del delantero madrileño que, tras llegar al área y recortar al defensor, envió al fondo de las redes un balón que llegó ahí después de que el Pontevedra le regalase la posesión a su rival con el equipo volcado arriba.

Dicho lo cual, más preocupante que esa facilidad para provocar un gol en contra es la inoperancia ofensiva del equipo. Iván Martín no tocó un balón decente dentro del área, idéntica fue la actuación de Éder Díez y poco aportaron desde bandas tanto David Añón como Álex González a pesar de la situación de un Pontevedra que no está para desaprovechar minutos.

Tras un lanzamiento de Nacho López desde muy lejos, el cansancio se hizo protagonista y las ganas de acabar el partido por parte local hicieron que el Pontevedra se terminara desesperando, sin poder alcanzar con claridad la portería local y dejando pasar un nuevo partido lejos de Pasarón para alejar definitivamente una zona de descenso con la que el equipo sigue coqueteando.