Fue un comienzo de pesadilla. Otro gol nada más comenzar. La tarde se avecinaba aciaga. La historia era conocida y amenazaba con tener el mismo final que casi siempre. Un gol en los primeros minutos que conduce a la derrota. Como contra el Celta B, el Rayo Majadahonda, el Rápido de Bouzas o el Toledo.

Pero esta vez, el Pontevedra superó sus miedos. El equipo granate dejó atrás ese mal sueño inicial y se enfrentó a la situación con valentía. Pronto encontró el empate. Ese subidón le hizo agarrar la remontada para no soltarla y acabar sellando una victoria de oro por inesperada y que hace soñar a equipo y afición con la permanencia, un objetivo menor pero mucho más trascendental para el futuro que cualquier otra aspiración más elevada.

Iván Martín sobresalió y convirtió en puntos su propio trabajo y el del colectivo que le secundó. Él fue la punta de la lanza que acabó con los fantasmas, después de un comienzo que fue un déjà vu. El Pontevedra volvía a pagar muy caro un inicio pírrico de partido. En su primer ataque, el Fuenlabrada lograba generar una ventaja por su banda izquierda y Fran García tenía tiempo y espacio para centrar con comodidad al área. Nadie fue capaz de cazar en un primer momento su balón raso, pero la pelota quedó muerta y Dioni fusiló a Edu.

La falta de contundencia inicial volvía a repetirse. Y lo peor es que ya no es noticia. El Pontevedra salía perdiendo del vestuario. Pero al igual que contra el Toledo, fue capaz de reponerse. Pero si hace ocho días en Castilla-La Mancha la reacción se hizo esperar y no estuvo acompañada de goles, esta vez, el resultado fue diferente.

Porque el equipo granate apenas tardó tres minutos en poner las cosas como al principio. Álex Fernández puso una falta lateral desde el costado derecho con veneno. David Castro se lanzó a peinarla y Cata Díaz no pudo reaccionar y mandó el balón hacia la portería que, en teoría, debía defender.

Era el 1-1 y el equipo de casa aprovechaba también su primera llegada con peligro para batir a Codina. Efectividad total. Todo estaba como al principio. Pero el Pontevedra no se conformaba. El Fuenlabrada proponía, pero también dejaba jugar. Y eso lo aprovechaba un cuadro granate que además de buen trato de balón, puso intensidad a su juego.

Ambición

El equipo de casa salía bien con el balón pese al mal estado del terreno de juego y era capaz de llevarlo a la banda. En los costados sobresalía Nacho con su potencia y Jimmy, con su verticalidad, que acompañaban a un Añón que ponía el criterio y a un González que aportaba regate. Y desde la banda, otra vez la derecha, llegó el segundo tanto. Nacho, ayer titular por primera vez, puso un gran centro al área que Martín mejoró con un remate en plancha. El sevillano se adelantó a Cata Díaz y colocó su cabeza para hacer imposible la estirada de Codina.

Era el 2-1. Pasarón se frotaba los ojos. El Pontevedra estaba desconocido. Se subió a la cresta de la ola y ya no se bajó. Porque el Fuenla siguió llegando, pero Edu reclamó su cota de protagonismo. Primero despejó un cabezazo de Iribas. Luego despejó un chut franco de Vicente y se agigantó para achicar a Arruabarrena, que mandó fuera el rechace. El equipo de Luismi defendía, pero también salía a la contra. En una gran acción de Jimmy y Jorge, Iván lanzó rozando el palo.

El choque era vibrante y el ritmo no decayó en la segunda mitad. El Fuenlabrada redobló su apuesta ofensiva. Pero erró atrás y un Pontevedra sediento no perdonó. Codina falló un pase, León recepcionó y buscó a Iván Martín, que aguantó el envite del Cata y se plantó ante el ex meta del Real Madrid para batirle entre las piernas. Era el minuto 55. Quedaba un mundo, pero el 3-1 auguraba un buen final.

Y así fue. Porque el Fuenlabrada lo intentó, pero apenas inquietó a Edu en un cabezazo de Arruabarrena que el de Tui sacó bajo palos, pese a que el equipo visitante reclamó gol. El Pontevedra supo estar sólido y asustar en alguna contra para que los minutos fuesen pasando y amarrar un resultado que vale oro y que le da oxígeno en su carrera hacia la permanencia.