Lucas Boyé llegó a Vigo en la tarde de ayer, un día después de que el Torino italiano oficializase su cesión al Celta hasta junio próximo con una opción de compra de 12 millones de euros. El futbolista argentino de 21 años será presentado el lunes en Balaídos. En ese acto ante la afición, fijado para las 12:30 horas, el segundo refuerzo de la ventana de invierno del conjunto vigués lucirá la camiseta celeste con el dorsal número 9, que pertenecía a John Guidetti antes de que el sueco se marchase al Alavés.

El conjunto vitoriano será precisamente el rival del Celta en la jornada de Liga de este fin de semana, en un partido importante para los célticos. De hecho, el club vigués pretende que nada distraiga en estos momentos a los de Unzué, que buscan la cuarta victoria consecutiva en el campeonato que les permita mantenerse en la séptima plaza e incluso aspirar a la sexta si el Sevilla fallase unas horas antes en el campo del Eibar.

Debido a la proximidad de este importante compromiso de Liga, el club señaló ayer que no está previsto que Boyé participe en el entrenamiento que sus nuevos compañeros realizarán esta mañana en el estadio de Balaídos, antes de emprender viaje hacia tierras vascas. En principio, tampoco se contempla que el recién llegado viaje con la expedición celeste, que regresará a Vigo una vez que concluya el partido de Mendizorroza.

Sí está previsto que Boyé se incorpore el domingo a los entrenamientos en A Madroa. "Espero dar muchas alegrías", destacó el argentino al ser recibido a media tarde de ayer en el aeropuerto de Peinador por Borja Oubiña, miembro de la secretaría técnica del Celta.

"Llego un poco cansado pero bien, contento, con mucha ilusión y con muchas ganas para afrontar la nueva etapa que arranca", indicó el futbolista que al conocer el interés del Celta tuvo a su lado a un vigués como Iago Falque para informarle sobre el club con el que estaba dispuesto a comprometerse y de la ciudad que le acogerá al menos hasta que finalice la temporada a mediados de mayo. "Tengo un compañero [en el Torino] que es de aquí y me habló muy bien de la ciudad. Cuando supe que tenía posibilidades de venir al Celta, empecé a prestarle más atención", dijo Boyé, que el lunes pasado, antes de oficializarse su cesión, hizo un guiño a su posible llegada a Vigo colgando una fotografía en las redes sociales en la que aparecía junto a su novia siguiendo por televisión el partido Celta-Betis.

A pesar de las reticencias del equipo turinés para fijar una opción de compra a favor del Celta, que tendrá que abonar al jugador alrededor de un millón de euros en salarios por lo que resta de temporada, se cumplieron los deseos de Boyé de incorporarse a la Liga española en busca de los minutos que no tuvo últimamente en el Calcio, donde apenas ha sumado media hora de juego en lo que va de 2018.

El joven futbolista, formado en la cantera de River Plate y que pasó por Newell's Old Boys antes de incorporarse al Torino en 2016, emprende una nueva aventura, en la que espera "dar muchas alegrías".