Siempre hay un roto para un descosido. Eso es lo que deben de pensar Pontevedra y Cerceda, los dos equipos en peor forma del Grupo I pero que, en vez de apiadarse uno del otro con cariño vecinal, se miran con recelo. Porque ambos se enfrentan mañana en un duelo a cara de perro del que uno podrá salir muy reforzado y el otro muy perjudicado.

Los dos conjuntos gallegos llegan al derbi sumidos en una profunda depresión. Luismi todavía no ha logrado dar con la tecla en cuanto a resultados y ser el revulsivo necesario tras el cese de Luisito. Mientras, el Cerceda mantiene a un Tito Ramallo que logró hacer carburar al equipo en sus primeros partidos en la categoría, pero se ha venido abajo y la jornada pasada adquirió el puesto de colista.

No debe extrañar la posición, pese a que el Cerceda logró ser líder en la jornada 5. Las cuatro victorias en estas cinco jornadas iniciales no invitaban a pensar que el cuadro cercedense estaría tan pronto ahí abajo. Pero es que desde el ese liderato, el bloque coruñés acumula 16 jornadas sin conocer la victoria. Además, de esos últimos 48 puntos solo ha logrado 4.

Las cifras muestran una gráfica en caída libre de la que el conjunto de A Coruña se quiere sobreponer ahora que ha tocado fondo. Desde el 24 de septiembre, es decir, hace cuatro meses, el Cerceda solo sabe lo que es arañar empates ante Celta B (0-0), Rápido de Bouzas (1-1), Toledo (1-1) y Racing de Ferrol (0-0).

Por si todo esto fuera poco, la dinámica es todavía peor si se tiene en cuenta que el choque contra el Racing en A Malata, el último en el que el cuadro blanquirrojo logró puntuar, fue el 5 de noviembre.

Desde entonces, el recién ascendido acumula ocho derrotas consecutivas. Y la última de ellas fue la más dolorosa. El 0-4 del Guijuelo, un rival directo, hizo tambalear los cimientos de O Roxo. De hecho, según la Radio Galega, allí presente, el propio Ramallo se reunió con la directiva. De ese encuentro tras el duro varapalo el entrenador salió con crédito para, al menos, una semana más. Y precisamente estos días han llegado a su vestuario el portero Ángel Díez y el atacante David Álvarez.

Pero si mal van las cosas en Cerceda, poco mejor están en la capital de la provincia vecina. Después de firmar un pésimo inicio liguero, con un punto en cinco encuentros, el Pontevedra pareció encauzar la dinámica con tres victorias seguidas que acabaron siendo un espejismo. El cuadro granate no gana desde el 22 de octubre (2-1 al Coruxo) y los malos resultados se llevaron por delante todo el trabajo hecho por Luisito.

Con 20 puntos gracias al conseguido hace dos jornadas, en el debut de Luismi ante el Celta B, el Pontevedra acumula varias semanas encasillado en el puesto de play out, que le obligaría a jugar una promoción para no bajar.

Once jornadas sin ganar son demasiadas para un equipo que sabe que el momento para reaccionar es la visita del colista. Un rival de su liga que tiene cuatro puntos menos y al que dejaría herido de muerte en caso de vencer. Aunque si no lo hace, quien recibiría la estocada en casa propia sería el cuadro local.