Es una semana de sensaciones contrapuestas para Álex Chan Blanco, que se debate entre la alegría de iniciar una nueva experiencia académica en el extranjero y la tristeza que le produce abandonar Pontevedra, con lo que ello conlleva. Porque el de mañana será el último partido del lateral lerezano con el Cisne. Al menos esta temporada, ya que el deportista se va de Erasmus a París durante los próximos cinco meses.

Chan afronta un choque que será "especial" tratando de evadirse un poco de la situación: "Lo importante es que logremos los dos puntos, porque lo que sí que quiero es irme con un buen sabor de boca, logrando dos puntos más que dejen la salvación muy cerca".

Sin embargo, pese a su mentalidad grupal, el lateral reconoce que el choque le produce una "motivación diferente". "Tengo ganas de cerrar la temporada con un buen partido y jugando bien a título individual, es evidente", explica el lateral.

El Cisne afrontará el partido situado en la séptima plaza con 15 puntos, uno menos que el Sinfín, que cierra los puestos de play off en el quinto lugar. Enfrente estará un Agustinos Alicante que tan solo tiene un punto menos y amenaza con ser un rival directo.

"Cerrar la primera vuelta con 17 puntos estaría muy bien. Nos colocaríamos a un pasito de la permanencia", asegura el jugador, que recalca que la primera meta del equipo no puede ser otra que evitar el descenso. "Me iría tranquilo, la verdad", expresa.

Luego, con el camino ya bastante recorrido, el club podría pensar en volver a pelear por el play off. "Está difícil, pero podría ser. Lo cierto es que en estos dos años y medio en la categoría hemos ido dando pasitos hacia delante. Somos un equipo más experto y competitivo. En casa ya es difícil ganarnos y hemos mejorado a domicilio, que era nuestro punto flaco", analiza el primera línea.

Lo que tiene claro es que en caso de que el equipo consiguiese una histórica clasificación para disputar la promoción de ascenso, "habría que hacer lo que sea por estar presente". "Aunque sea para apoyar desde la grada", apunta.

En su experiencia en París no jugará en ningún otro equipo de forma profesional porque mandar el tránsfer complicaría su posible retorno de cara a la temporada que viene.

Todo hace indicar que el Cisne volverá a ser su casa a partir del próximo verano, pero "nunca se sabe". "Me encantaría volver, pero si me sale un trabajo fuera o cualquier cosa...", señala un Chan que, por si acaso, se tomará el choque de mañana en el Municipal como si fuese su último baile con el Cisne.