El Pontevedra entra de lleno en un tramo de calendario en el que no se puede permitir fallar. Los granates están delante de dos partidos que pueden dirigir claramente los objetivos por los que pelear hasta final de campaña. Valladolid B y Gimnástica Segoviana, ambos en puestos de descenso, pueden ser salvadores o verdugos de un Pontevedra que todavía se resiste a pensar que va a luchar solo por la permanencia de aquí al final de la temporada.
En ese sentido, las últimas cuatro jornadas de la primera vuelta en la que los de Luisito deberán jugar contra tres recién ascendidos en cuatro partidos de los cuales tres son además en casa, se presentan como fundamentales para cerrar el año 2017 de la mejor forma posible. Los granates encararían entonces la segunda vuelta de otra manera, veremos si con la posible revolución del mercado invernal ya en vías de llevarse a cabo tal y como se anunció hace unas semanas si fuese necesario.
Los protagonistas de este, "menos exigente" tramo de calendario para el Pontevedra son el filial del Valladolid, la Segoviana, el Unión Adarve y el Atlético de Madrid B. Nadie en el seno lerezano piensa todavía en ninguno de los tres últimos oponentes por el momento. Tampoco en el, puede que incómodo, cruce de Copa Federación que deben de disputar entre medias ante el Rápido de Bouzas.
El primero de los oponentes en tener que cruzarse en el tortuoso camino pontevedrés es, a priori, el que llega en peor situación deportiva. El Valladolid B ya no es el equipo que el curso pasado le disputó hasta el tramo final de liga esa cuarta plaza a los de Luisito por la que también peleó la Ponferradina. La marcha del técnico gallego, Rubén Albés, al Celta B se ha notado mucho en el filial pucelano y prueba de ello es el puesto de farolillo rojo que ahora ocupan.
Con quince partidos disputados, el próximo equipo en acudir a Pasarón solo ha logrado ocho puntos que se distribuyen en una única victoria (el que menos ha ganado en el grupo I), cinco empates y nueve derrotas (los que más han perdido en el grupo I). Son además, junto al Toledo, el equipo que más goles ha recibido de la liga (24, uno más que el Pontevedra) y uno de los que menos ha metido (11).
Tales cifras han servido para que la directiva pucelana tomase la decisión a comienzo de temporada de hacer un cambio en el banquillo y el técnico Salvachúa apenas duró cinco jornadas al frente de los blanquivioletas en las que consiguió un punto como botín. Con el actual técnico Miguel Rivera, hombre con 17 temporadas de Segunda B a sus espaldas, la dinámica no es muy diferente pero consiguió sacar su único punto fuera de casa en esta liga el día de su debut (1-1) en el Toralín ante la Ponferradina. El resto de los avances obtenidos por el entrenador malagueño han sido todos en feudo local, logrando esa única victoria que hoy luce en su casillero al doblegar al Cerceda en la jornada 9.
Con bajas significativas con respecto al equipo revelación que fueron la temporada pasada, los pucelanos han ocupado puestos de descenso directo en todas las jornadas de liga excepto en la primera y el puesto de farolillo rojo, en el que ya llevan 9 semanas, ha llevado su nombre durante once jornadas de quince posibles.
Entre los jugadores más destacados del filial brilla el extremo David Mayoral, un jugador que la campaña pasada se marchó cedido en la segunda vuelta al UCAM Murcia de Segunda División después de haber conseguido anotar siete tantos. Este curso el Valladolid decidió que se quedase para así alternar con el primer equipo y hace dos semanas ya debutó con los mayores en el empate en el Molinón ante el Sporting de Gijón. Aun así, está siendo también parte de la liga en Segunda B y la jornada pasada en la derrota pucelana ante el San Sebastián de los Reyes fue uno de los destacados de su equipo. Otros de los nombres propios de este filial vallisoletano son Javi Pérez (tres goles) o el colombiano Luís Suárez (dos goles).
No resucitar
Todos los datos estadísticos del Valladolid B pueden hacer pensar que los vallisoletanos son el rival ideal para que el Pontevedra pueda sacar esos tres puntos que tanto se le están resistiendo últimamente ya sea por remontadas o por actuaciones estelares de los metas rivales.
Pero nada más lejos de la realidad. Luisito y sus hombres no quieren una mínima actitud de confianzas. Sabedores de que su situación anímica y deportiva también dista mucho de ser la ideal, en el Pontevedra se toman esta primera final como un partido más independientemente de en qué lugar esté su oponente. Luisito nunca ha sido un hombre de ver clasificaciones cuando se enfrenta ante oponentes de la zona baja y más de una ocasión ha insistido en que, a partido único, todos los rivales son peligrosos ante la igualdad que reina en la categoría.
Los precedentes tampoco son especialmente halagüeños para los de Pasarón, que en los últimos años se les han atragantado los rivales de la zona baja. En la memoria reciente está ese doloroso tropiezo en As Somozas de la campaña pasada o, sin ir más lejos, la derrota en el último minuto del descuento que en esta misma campaña se sufrió ante la Ponferradina y que originó el pequeño despertar de los de el Bierzo y que ahora parece que ha vuelto a detenerse. Por eso en Pontevedra no quieren "resucitar" a otro equipo que parece desahuciado y pretenden utilizar esta oportunidad para catapultarse a la zona media de la tabla y ganar en una confianza que hace semanas que no tienen.