Debió sudar y sufrir como nunca, pero el premio mereció la pena. El Poio Pescamar venció al Jimbee Roldán en su cancha y le arrebató el liderato. Al menos por unas horas. Porque el cuadro conservero deberá esperar a los resultados de Atlético Futsi y Burela para comprobar la posición final del conjunto rojillo al término de la octava jornada.

Pero ser primero, segundo o tercero a estas alturas resulta prácticamente indiferente a estas alturas. Pese a la especial ilusión que levantó en Poio el hecho de colocarse virtualmente en lo más alto de la tabla, el verdadero valor radica en los tres puntos conseguidos. Y en el cómo. Porque el equipo dirigido por Marcio Santos orquestó en A Seca una trampa en la que el Jimbee, algo lastrado por las bajas, cayó.

El Poio sabía que debía madurar el partido. No quería riesgos. No quería fallar. Y por ello impuso un ritmo inicial lento al que el bloque aurinegro entró. Pescamar y Jimbee igualaban a ocasiones -pocas- y también a respeto -mucho-.

Sin embargo, iba a ser el cuadro local el que golpease primero. E iba a ser un golpe prácticamente definitivo. Con su quinteto titular en pista, Patri Corral recibió en tres cuartos un córner botado desde la derecha y, sin pensárselo, chutó. El disparo se iba desviado pero en el segundo palo, cuando parecía que el balón se perdía, Jenny Lores apareció para poner la cabeza al esférico que volaba a media altura y batir a Etayo.

El oportunismo de la capitana ponía por delante a las suyas justo en un momento de igualdad total. Y la dinámica del partido no cambiaría pese al gol. Porque el Jimbee entendió que no era necesario arriesgar en exceso. Quedaba mucho y la paciencia fue la máxima del conjunto murciano.

El Poio no se echaba atrás. Mezclaba una presión a toda la cancha con el repliegue en media pista. Algo que el Roldán no lograba descifrar. Las visitantes se acercaban, pero únicamente con disparos lejanos que una segurísima Silvia se encargaba de despejar. Sin embargo, en el único error local de marcaje en prácticamente todo el encuentro, Carrasco perdonó el empate. Fue tras un córner en el que las locales descuidaron la espalda al segundo palo y la jugadora foránea no llegó para rematar con limpieza y envió el balón fuera.

Perdona Saeta

Claro que si Roldán perdonó, luego lo hizo el Poio. Al cuadro conservero le costaba salir a la contra. Pero cuando lo hacía la sensación era de peligro inminente. Para muestra, una gran jugada individual de Jenny, que arrastró a varias rivales y cedió para Iria Saeta. La ourensana, algo escorada, hizo que el balón probase el sabor del palo.

Pero no sería su última ocasión. Poco después, en una jugada ensayada entre Ceci y Corral, la marinense envió desde la esquina hacia Saeta, que la mandó fuera. Con dos chispazos, el Poio había podido ampliar la renta antes del descanso.

Este par de avisos pudieron meter el miedo en el cuerpo al Jimbee, pero ni mucho menos resultó así. El bloque murciano salió a por todas en el segundo acto, pero un error individual le puso el partido en chino. Patri presionó a Mayte hasta la esquina en salida de balón y la capitana cedió hacia su portera. Pero su envío no fue preciso y Ceci llegó para meter la pierna en el balón dividido y mandarlo a gol.

El Poio lo tenía todo a favor, pero Roldán demostró porqué llegaba como líder. Las aurinegras comenzaron un asedio de más de un cuarto de hora en el que la resistencia estoica del Poio pudo con el ansia visitante.

El palo ayudó en una ocasión, pero Silvia paró todo lo habido y por haber, Iria Saeta se convirtió en el bastión defensivo, Jenny Lores puso la pericia para amarrar la victoria, sexta consecutiva, y hacer que Poio soñase feliz e ilusionado ayer.