El Pontevedra se despidió ayer de su racha triunfal de tres victorias consecutivas con una derrota en el Cerro del Espino en un partido en el que los locales castigaron a los granates en los primeros minutos de cada periodo.

Comenzó a remolque el Pontevedra, que desde el minuto cinco de partido se vio por detrás en el marcador merced a una pena máxima que Miguel Ángel Muñoz cometió sobre Dani Pichín y que él mismo se encargó de transformar para poner a los locales por delante.

Con ambos equipos planteando un partido similar, de velocidad y movilidad arriba para tratar de aprovechar las transiciones para hacer daño, el Pontevedra tardó unos 20 minutos en inquietar al meta visitante Basilio. Lo hizo con dos acciones consecutivas de Álex González que no entrañaron mayor peligro para los madrileños, que al igual que el Pontevedra con Añón, tenían bajas importantes en el partido de hoy.

Con la victoria local se llegó al descanso y la sensación de los pontevedreses de que, a pesar de no estar siendo inferiores, les estaba costando mucho ocasionar apuros ofensivos al entramado defensivo madrileño. Por otra parte, la sensación de peligro del Rayo Majadahonda cada vez merodeaba el área de los de Luisito era superior.

No le estaban gustando las cosas a Luisito como era lógico y por ello introdujo ya en el descanso dos cambios que hablaban a las claras de la intención del de Teo de ir a por el partido. Berrocal e Iván Martín, los dos delanteros que tenía en el banquillo, entraron en el campo para disputar los segundos 45 minutos en sustitución del relevo de Añón en el once, Marcos Álvarez , y del atacante vasco Ion Etxániz.

Los cambios funcionaron desde un comienzo para darle la chispa en ataque que el Pontevedra necesitaba e Iván Martín dispuso a poco de la reanudación de un mano a mano con Basilio que no encontró puerta. Poco después los de Listo vieron como les era anulado un tanto por una clara falta sobre el meta local Basilio de David Goldar, que ayer jugó con máscara por la fractura de nariz que sufrió el pasado domingo.

Se las prometía felices el Pontevedra para igualar las fuerzas, pero el centrocampista del Rayo Ayoub se encargó de echar por tierra las ilusiones granates con una enorme jugada personal en la que se deshizo de hasta tres defensores para anotar el segundo de los madrileños a los siete minutos del segundo periodo.

Nuevamente Luisito reaccionó introduciendo en el campo a Carlos Ramos y sustituyendo al lateral Miguel Ángel, que en el Cerro del Espino no tuvo su mejor actuación en defensa y se llevó una gran reprimenda de su entrenador tras completar el cambio.

Con el Pontevedra jugando con defensa de tres y el recién incorporado Carlos Ramos por banda derecha, Edu se vio obligado a intervenir de forma providencial para evitar el tercero antes del ecuador de la segunda tarde y que significaría la sentencia definitiva del choque.

El Pontevedra, muy descosido y con poco más que el recurso de los balones largos a Iván Martín o Berrocal, dispuso de varias oportunidades para hacerle daño a los de Majadahonda y poner emoción a los minutos finales del juego. Mientras tanto, el Rayo esperaba por una contra que finalmente nunca llegó para sentenciar con el tercero. El marcador no se movió finalmente y poco o nada se jugó en los últimos minutos de la contienda en los que los de la ciudad del Lérez terminaron por bajar definitivamente los brazos.