Fue de esos triunfos que encandilan. Porque no hizo falta un marcador más amplio para afirmar que el partido del Pontevedra rozó la perfección como bloque. Luisito repitió el mismo once que venció en Ferrol y compareció muy satisfecho en rueda de prensa. No era para menos. No existe mayor motivo de orgullo para un entrenador que ver a su equipo ganar con un trabajo tan sobresaliente en el ámbito táctico.

La tercera victoria consecutiva coloca al Pontevedra en la zona media de la tabla con 10 puntos, ya cuatro por encima de unos puestos de descenso que al principio parecían arenas movedizas. Y a seis del play off de ascenso. Pasito a pasito...

Contra el Toledo se vieron brotes verdes pero el equipo se seguía rompiendo en el centro del campo. La primera parte ante el Fuenlabrada enseñó el camino. Y el choque ante el Sanse fue la génesis de esta tendencia. El período de adaptación del equipo llegó a su punto de cocción y quizá a ello ayudó el cambio de sistema al 4-4-1-1, con Adrián León como nuevo jefe de la zaga.

Desde entonces, la solvencia defensiva brilla en la puesta en escena del Pontevedra y el cuadro granate puede correr en ataque. El Pontevedra se aplicó la máxima de cualquier deporte colectivo: "Ninguno de nosotros es tan bueno como todos nosotros juntos", que decía el empresario Ray Kroc, impulsor de la franquicia McDonalds. El domingo, el Pontevedra pareció un batallón del ejército de tierra.

un acordeón

A veces, la belleza del fútbol también está en el trabajo defensivo. El ejercicio sin balón del Pontevedra fue brillante. Las once piezas granates se movía coordinadas en un 4-4-2 en la presión inicial que se convertía en un 4-4-1-1 cuando el Castilla lograba sacar el balón desde atrás. Con las líneas de la defensa y el centro del campo muy juntas, el Pontevedra parecía un acordeón en su ejercicio sin balón. Todos interpretaban su papel. Las ayudas eran constantes, la presión asfixiante y todas las parcelas del campo estaban ocupadas. El equipo no se partió en ningún momento.

edu, inédito

Pocos partidos tan tranquilos vivirá el portero tudense a lo largo de la temporada.El enorme trabajo de sus compañeros hizo que el Castilla no tuviese ninguna oportunidad de verdadero peligro. Tan solo un par de disparos lejanos que el meta atajó bien y una acción en la que le ganó la partida a Dani Gómez en un balón dividido al que llegó antes. El Pontevedra ha recuperado su solvencia defensiva. Un gol en contra (de penalti) en los últimos tres partidos.

robar para correr

La defensa siempre tiene una correlación directa con el ataque, pero el pasado domingo, una faceta explicó directamente a la otra. El Pontevedra generó la mayoría de sus acciones de peligro en transiciones ofensivas. El Real Madrid trataba de salir jugando, los de Luisito agobiaban y, en cuanto robaban, buscaban la contra. La premisa era establecer ataques rápidos. Con el Castilla desordenado, se encontraban espacios para llegar con claridad a los terrenos de Belman.

ritmo elevadísimo

El Castilla saltó al césped tratando de dominar y lo consiguió en los 15 minutos iniciales. Pero poco a poco, el Pontevedra fue adueñándose del partido. Ganaba todos los duelos e imponía un ritmo muy alto en defensa con su presión asfixiante y en ataque. Los chicos jóvenes del Castilla acabaron sin fuelle alguno.

las bandas, claves

El Pontevedra ha vuelto a encontrar la profundidad por las bandas. Con dos extremos puros y dos laterales ofensivos, la mayoría de ataques se finalizan desde los costados. Añón y González estiraron al equipo. Muñoz y Castro percutieron constantemente. Con un centro desde el costado llegó el segundo gol y también las mejores ocasiones.

aportación del banquillo

Ante el Racing y el Sanse los suplentes anotaron. Ayer, volvió a asar de nuevo. La aportación de los hombres que salen desde el banquillo volvió a ser clave. Berrocal necesitaba ver puerta y encontró el gol casi en su primera acción.

fallos de cara a gol

Fue el único lunar. El cuadro granate tuvo que producir mucho para poder anotar. En la primera mitad generó cuatro ocasiones clarísimas que no acertó a convertir. En la segunda sí encontró la suerte en dos goles marcados por los rebotes, pero también perdonó alguna nueva ocasión muy clara.