Luisito, técnico granate, está pasando en estos momentos por la peor crisis deportiva desde que llegó al banquillo lerezano. Esta situación es evidente, aunque el de Teo no quiso entrar a valorarla cuando se le interrogó por este asunto en la rueda de prensa tras el empate ante el Toledo. Hasta dos veces repitió que "yo de eso no hablo", centrándose a partir de ahora en "apretar los dientes y trabajar".

Y estos malos momentos en cuanto a resultados no llegan tanto por su prolongación en el tiempo como por el momento en el que se producen. En el comienzo de la temporada 2015-2016 el equipo tampoco arrancó puntuando de tres en tres. No obstante la situación desde la que se llegaba era otra, sabedora la afición de que aquel era un año para sufrir tras ser unos recién llegados desde Tercera, aunque finalmente nunca se sufrió.

Tampoco son similares los problemas que hubo la temporada pasada para sacar los partidos adelante coincidiendo con la lesión de Mario Barco. Los granates tenían problemas de gol, pero estos tenían justificación y el crédito ganado en la primera vuelta era suficiente como para que nadie se pusiese excesivamente nervioso.

Pero esta temporada tocó empezar de cero. Con la lupa puesta en una dirección deportiva que no pudo o no supo cómo retener a sus principales figuras de la campaña pasada, la temporada empezó con el rumor en las gradas de que no se podía hacer una plantilla nueva cada año, una frase que todavía hoy se sigue escuchando en la ciudad de boca de muchos aficionados y que lógicamente se multiplica con el ventajismo lógico del que se siente respaldado por unos resultados que hablan por sí solos.

¿Cuál es la actitud de Luisito ante todo este temporal que se le viene encima? El silencio por respuesta. El técnico, molesto por todo lo que se está hablando de su equipo durante este mes de competición, ha optado por no hacer declaraciones que puedan perjudicar su imagen y la del club en un momento en el que la situación deportiva puede magnificar cualquier cosa que se diga.

Por otro lado su papel es el defender a muerte a sus jugadores y confía solo en el trabajo para sacar la situación adelante. El técnico granate deposita su esperanza en que con la recuperación física de los jugadores que no pudieron hacer una pretemporada en condiciones, el equipo comience a despegar en un momento en el que sobre el papel el calendario de liga se complica sobre manera.

El próximo 21 de octubre se cumplirán tres años desde que el teense llegó a Pasarón con el claro objetivo de ascender a Segunda División B, no valía otra cosa que no fuese celebrar un salto de categoría a final de campaña. El objetivo se cumplió y poco a poco se fueron quemando etapas en las que quizás los granates dieron un salto demasiado grande en poco tiempo, aumentando así una exigencia que en estos momentos puede parecer que les viene grande.

Es un clásico. Luisito no quiere ni oír hablar del play off. Pero no lo ha querido ni esta temporada, ni en la anterior en la que consiguieron meterse en esta fase de ascenso. Su metodología siempre ha sido la de "partido a partido" para no agarrotar y presionar a sus jugadores a las primeras de cambio, algo que ya ha denunciado públicamente que ha ocurrido esta campaña tras perder en casa contra el Rápido de Bouzas.

Precedentes

El actual cuerpo técnico del Pontevedra no es un grupo acostumbrado a vivir en las penurias de la clasificación. El tandem Luisito, Roberto Valdés y Pepe Rico siempre ha garantizado buenos resultados y satisfacción por lo logrado a final de temporada, por lo que el de Teo vive ahora una época extraña en lo deportivo que en su pasado reciente en los banquillos tan solo le tocó vivir cuando entrenó al Rácing de Ferrol (2009-2010). Aquel año, eso sí, firmó por los de A Malata con la liga ya empezada y sabiendo que iba a tener que pelear por evitar el descenso hasta el final, algo que no logró. Su trabajo fue igualmente recompensado renovando su contrato para Tercera División y clasificando a los ferrolanos para la fase de ascenso al año siguiente.

En cuanto a la cúpula directiva, su bagaje al frente de las situaciones de crisis se limita precisamente a la senda de malos resultados que precipitó que Luisito llegase a Pontevedra. La presidenta Lupe Murillo y el director deportivo Roberto Feáns tuvieron que tomar la decisión en el curso 2014-2015 de prescindir de los servicios de Manu Fernández al entender que la dinámica del club aquel año en Tercera no era la adecuada para retornar a la división de bronce en esa misma campaña. El tiempo les dio la razón.