La firma de un nueve de garantías es siempre un trabajo arduo y costoso para todas las direcciones deportivas de Segunda B. Los equipos de la división de bronce saben que un hombre gol puede suponer la diferencia entre la salvación o el descenso, o entre estar o no entre los cuatro primeros y por eso los mayores desembolsos y esfuerzos pasan por atraer a sus redes a esa gallina de los huevos de oro que haga mejor a su equipo convirtiendo en gol todo lo que los compañeros generan.

Los granates firmaron ya a un hombre importante como Etxaniz, autor de 13 dianas en el Gernika el curso pasado, pero quieren seguir reforzando el plantel con una persona de igual o mayor peso goleador para no quedarse fuertemente mermado en ataque cada vez que se produzca una ausencia de un punta como ya pasó cuando faltó Carnero (2015-16) o Mario Barco.

Mientras tanto, el mercado se va moviendo y delanteros importantes de la categoría que el año pasado estuvieron en frente del Pontevedra vestirán este curso una nueva camiseta. Son los casos de Abdón Prats (de Santander a Mallorca), Sergi Guardiola (de Murcia a Córdoba), Adrián Hernández (de Burgos a Melilla), Benja y Gallar (De la Cultural Leonesa al Elche y al Huesca), David Grande (de Lealtad a Ponferradina o Mirandés), Pito Camacho (del Izarra a la Cultural), Borja Iglesias y Hicham (del Celta B al Zaragoza y Almería, respectivamente). En definitiva, la mayor parte de los atacantes que el año pasado brillaron por sus goles en el grupo I de Segunda B cambian de aires en este mercado estival. Solo Aquino en el Rácing de Santander, Joselu en el de Ferrol y Pino en el Guijuelo parecen tener garantizada su continuidad.

Con pocos referentes con cifras importantes en el grupo I, al club pontevedrés le queda sondear otras equipos de diferente grupo o categoría e incluso esperar a los descartes de Segunda tal y como ocurrió el año pasado con Mario Barco en Lugo e incluso con Mateu Ferrer en el Mallorca.